Algunos podrían argumentar que me estoy quedando sin franquicias sobre las cuales hablar. Y algunos estarían en lo correcto. Pero otros dirían que esto me permite discutir juegos que no siempre salen en este tipo de artículos; títulos que han sido olvidados por el tiempo, y que merecen tener su momento en la luz, aunque sea por unos minutos, para ver si es que Nintendo se acuerda de ellos y, finalmente, les otorga la oportunidad de regresar en su más reciente consola. Y ellos también estarían en lo correcto. Es por todo esto que me animo a escribir sobre la franquicia de 1080°, una serie de juegos con la que crecí, y a la que le tengo mucho cariño.
¿Y cómo no? El primer juego para la Nintendo 64 salió cuando muchos creían que la Gran N se dedicaba únicamente a las experiencias más infantiles, sin atreverse a hacer nada particularmente extremo. Pero algo extremo fue lo que hicieron, y sorprendieron a muchos, de eso estoy seguro. Desgraciadamente, no hemos vuelto a ver estos juegos en consolas más modernas, por lo que creo que vale la pena hacerles este pequeño homenaje/repaso… ¡en serio, los juegos de snowboard son bacanes!
Veamos.
1080° Snowboarding (1998 – Nintendo 64)
Este es uno de los juegos con los que crecí, de eso no hay duda. Lo veía siempre que iba a alquilar juegos y películas en el Blockbuster de por mi casa, y eventualmente lo compré, también, para poder disfrutarlo cada vez que quisiera. Y se trata, pues, de uno de los mejores juegos de deportes extremos para la Nintendo 64, un título que aprovecha al máximo las cualidades técnicas de la consola, pero que también desarrolla una experiencia innegablemente divertida e inesperadamente profunda. Las gráficas eran de lo mejor para su época —y para mi, siguen viéndose bastante decentes hoy en día—, los controles son prácticamente perfectos, y aunque hay un poco de lag de cuando en cuando y la inteligencia artificial de los enemigos puede ser algo desesperante, nada de eso es suficiente para arruinar la experiencia en general. 1080° Snowboarding es el juego que me introdujo al subgénero de los deportes extremos, incluso antes que propuestas como Tony Hawk’s Pro Skater 2 —eso jamás lo olvidaré.
1080° Avalanche (2003 – Nintendo GameCube)
A 1080° Snowboarding le fue tan bien, que una secuela era más que garantizada. Pero hubo que esperar cinco años y una nueva consola para poder disfrutarla. No obstante, valió la pena. 1080° Avalanche representa la evolución natural de la franquicia, un juego que agarra todo lo que su predecesor hizo bien, lo mejora, lo profundiza, y lo desarrolla para una consola bastante más poderosa. De hecho, a nivel técnico, 1080° Avalanche sigue siendo una de las propuestas más impresionantes para el sistema: usa el sistema de audio Dolby Pro Logic II, aguanta una resolución máxima de 480p (hey, nada mal para el año 2003), puede jugarse de hasta 4 personas, y e incluso en modo LAN con más de un GameCube en un mismo cuarto. ¡Nada mal! Visualmente es alucinante, y a diferencia de sus competidoras de la época, el juego se enfoca más en las carreras que en la realización de trucos. ¿El resultado? Un título que termina siendo tan divertido hoy en día como hace más de quince años (!), y que desgraciadamente, no ha recibido ni media secuela para sistemas posteriores. Una verdadera pena.
¿Regresarán las avalanchas?
Considerando los excelentes que fueron estos dos juegos, y que ambos fueron desarrollados in-house (el primero por Nintendo Entertainment Analysis and Development, y el segundo por Nintendo Software Technology), simplemente no entiendo por qué no hemos recibido más entregas de la franquicia de 1080°. Me encantaría ver uno de estos juegos en la Nintendo Switch, con gráficas modernas, más modos de juego, una modalidad online, y por qué no, hasta controles de movimiento. Vamos, Nintendo, ¡háganlo!
Por el momento, sin embargo, podemos disfrutar de estos geniales títulos para consolas pasadas; si los jugaron en su momentos, sabrán lo divertidos que pueden llegar a ser, incluso cuando uno los juega solo. Pero si son gamers más jóvenes, les recomiendo que los prueben. Dudo mucho que se vayan a arrepentir.