Tomb Raider I-III: Remastered – Nintendo Switch (Segunda Opinión)

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8.6
¡Bienvenida, Lara!
  • Antigua pero poderosa. 8.6

“Tomb Raider I-III Remastered” es el juego perfecto para los gamers veteranos: una remasterización de tres juegos legendarios, pertenecientes a una franquicia igual de legendaria. Lo cual no quiere decir, por supuesto, que los jugadores neófitos no vayan a disfrutar de esta colección; todo lo contrario de hecho. Pero no se puede negar, tampoco, que se trata de una remasterización que depende un poco de la nostalgia que tenemos por las versiones originales, y que para ciertos jugadores, más acostumbrados a modos de juego más caóticos y controles más rápidos, podría resultar un poco… bueno, arcaica. No obstante, igual le recomiendo “Tomb Raider I-III Remastered” a cualquier persona interesada en los orígenes de los juegos de aventura.

Como se deben imaginar, “Tomb Raider I-III Remastered” incluye los primeros tres juegos de la franquicia, todos remasterizados de alguna manera u otra, incluyendo contenido nuevo que no se había visto antes en una consola como la Nintendo Switch. Y en términos generales, la gente de Aspyr ha hecho un buen trabajo con esta colección: tenemos gráficas nuevas, juegos clásicos que corren a sesenta cuadros por segundo sin problema alguno, contenido adicional, y por supuesto, una nueva opción de control. Es todo lo que esperaríamos de una remasterización como esta, pero sin modificar el feeling que teníamos cuando jugábamos los títulos originales en los noventa. Es decir, es un buen balance entre nostalgia (que igual sigue siendo un componente fuerte de la experiencia, como se manifestó líneas arriba) y elementos nuevos para apelar a los nuevos gamers.

Lo más vistoso, evidentemente, es la parte gráfica. En pocas palabras, todo elemento visual que podía ser mejorado en los tres juegos ha sido mejorado, desde los modelos de los enemigos y el de Lara (quien ahora sí luce como la imaginábamos en los noventas), hasta las texturas de las locaciones, y las animaciones de todo lo que aparece en pantalla. Como se dijo ya, los tres juegos corren perfectamente a sesenta cuadros por segundo en ambas modalidades de la Nintendo Switch, y lo que es mejor: te permiten cambiar de las nuevas gráficas a las antiguas con el click de un botón. Lógicamente, esto le permite a uno admirar los cambios que se han hecho, y darse cuenta de cómo lucían los juegos originales verdaderamente. Si hay un problema, eso sí, es que las nuevas gráficas han hecho que ciertas locaciones sean demasiado oscuras, pero felizmente no es un defecto enorme.

Fuera de eso, por supuesto, está el gameplay. A diferencia de juegos posteriores —incluso de la misma saga—, estas primeras entregas de “Tomb Raider” se mueven a un ritmo un poco más pausado, enfatizando el movimiento y la exploración por sobre la acción. Por ende, si nunca los ha jugado antes, deberían meterse a esta experiencia sabiendo que no se encontrarán con títulos de puros disparos y patadas y persecuciones. Sí, hay encuentros con dinosaurios (¡!) y otros enemigos, pero incluso estos se llevan a cabo de forma más estratégica y lenta. Uno no puede entrar a los escenarios de combate en ninguno de los tres juegos de “Tomb Raider I-III Remastered” disparando a lo loco; moriría rápidamente, dándose cuenta de que lo que estos títulos le pide es, más que otra cosa, paciencia.

Porque hay que explorar bastante. Hay que moverse en cavernas y templos y junglas. Hay que resolver puzzles y realizar secciones de plataformeo con mucha precisión y lentitud. Y en general, hay que observar bien las locaciones para darse cuenta de qué es lo que hay que hacer. Es un ritmo que lo obliga a uno a tomarse su tiempo, pero que resulta en experiencias particularmente satisfactorias. Y como se trata de una remasterización, lo que “Tomb Raider I-III Remastered” nos entrega es la posibilidad de cambiar los controles de tanque, por unos más modernos, similares a lo que se encontraría en un juego de aventuras reciente. Los fanáticos acérrimos se quedarán con los controles originales, seguramente, pero está bueno tener los nuevos, por más de que tampoco sean perfectos (se mantiene el ritmo de movimiento lento, y una animación de salto que no cumple con los estándares contemporáneos).

Felizmente, uno puede entrar la mansión de Lara (con el mayordomo fastidioso y todo) en cualquiera de los tres juegos y practicar sus movimientos. Y en general, no resulta imposible acostumbrarse al ritmo de juego ni a los controles precisos —de hecho, es necesario si es que quieren sobrevivir en estas aventuras (especialmente la primera). Eso sí, tengan en cuenta que, al menos hasta el momento, “Tomb Raider I-III Remastered” no cuenta con autosave, por lo que deben acordarse siempre de guardar manualmente (lo cual es particularmente tedioso, además, por cómo funcionan los menús). Ténganlo en cuenta, no más, para no regresar al inicio de un nivel luego de morir; es el tipo de situación que podría hacer que lance su control por la ventana, o por lo menos, se rindan y dejen de jugar estos títulos.

Independientemente de que los juegos verdaderamente se sientan como productos de su época, no se puede negar que la llegada de “Tomb Raider I-III Remastered” a la Nintendo Switch es extremadamente bienvenida. Lo que tenemos acá son tres juegos seminales, que cuentan con suficiente emoción y buen diseño de niveles y enemigos, como para entretener tanto a los gamers nostálgicos (el público objetivo principal) como a los neófitos. Los cambios gráficos son geniales, el trabajo de sonido es buenísimo, y aunque los controles tienen sus cosillas, nuevamente: no es imposible acostumbrarse a ellos (aunque sí son particularmente fastidiosos en la primera entrega). Con todo y defectos (propios de su antigüedad), vale la pena que le de una oportunidad a “Tomb Raider I-III Remastered”. Así entenderán de dónde vino la buena Lara Croft,y hacia dónde se podría dirigir en el futuro cercano.



8.6
¡Bienvenida, Lara!
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