- Para fanáticos.
“SpongeBob SquarePants: The Cosmic Shake” es un juego de plataformas al más puro estilo de los que salían a la venta en los años 2000. Ni más, ni menos. Si son de la generación —es decir, la mía— de jugadores que aprecian ese género, entonces seguro que la pasarán bien con este nuevo título. Pero si lo que buscan es algo distinto, algo que revolucione el género o al menos introduzca alguna novedad que valga la pena resaltar, mejor busquen en otra parte. “SpongeBob SquarePants: The Cosmic Shake” no nos entrega nada más que lo que esperaríamos de un juego de este género, basado en uno de los personajes de caricaturas más populares de los últimos tiempos. Ciertamente es mejor que el título promedio basado en una licencia de la época de la GameCube… pero no por tanto.
En “SpongeBob SquarePants: The Cosmic Shake”, tanto Bob Esponja como Patricio se encuentran con una sirena llamada Kassandra, quien les ofrece una botella de lágrimas de sirena, que podrían usar como jabón. El problema es que dicho líquido tiene poderes bastante potentes, los cuales, al ser mal usados por nuestros torpes protagonistas, comienzan a dividir al Multiverso en pedazos (porque como ya sabemos, ahora todas las franquicias tienen que hacer uso del famoso Multiverso. ¡Muchas gracias, Marvel y Michelle Yeoh!). Es así que Fondo de Bikini es cubierto por una baba cósmica, lo cual obliga a Bob y Patricio a salvar a sus amigos, y recolectar la baba para la misteriosa —y sospechosa— Kassandra.
La trama de “SpongeBob SquarePants: The Cosmic Shake” no es particularmente original o profunda… pero nadie juega un título como este para disfrutar de una trama original o profunda. Lo importante del juego es que respeta tanto el tono como el estilo de humor de la serie, incluyendo momentos verdaderamente hilarantes —y ridículos— de cuando en cuando, y aprovechando al máximo a los actores de voz originales. Es todo lo que los fanáticos del buen Bob Esponja esperaría, seguramente, por lo que al menos ellos no deberían quedar decepcionados. Para bien y para mal, “SpongeBob SquarePants: The Cosmic Shake” se siente como un juego de Bob Esponja, por más de que no haga nada particularmente alucinante a nivel de jugabilidad.
Después de todo, lo que uno acaba haciendo es explorar mundos vastos, enfrentándose a enemigos, saltando de plataformas en plataformas, y recolectando ítems. Es justamente lo que todos los juegos del género nos ofrecían en consolas más antiguas años atrás, cuando éramos chicos, y seguramente es lo que la mayoría de gamers esperaban de “SpongeBob SquarePants: The Cosmic Shake”. Uno solo puede controlar al buen Bob, pero al menos tiene la capacidad de obtener mejoras, lo cual le otorga algo de variedad a la experiencia en general. Y también hay varios estilos de gameplay, desde secciones de sigilo (por qué no), hasta secciones de combate. Nada de esto llega a opacar al estilo principal, pero al menos ayuda a que la experiencia no se torne repetitiva.
El combate, por otro lado, no es nada del otro mundo (empiezan a encontrar un patrón, ¿no?), pero tampoco es que esté mal. Bob Esponja cuenta con una buena cantidad de movimientos, los cuales además de van expandiendo mientras uno va de mundo en mundo. Me gustó que existan monstruos gelatinosos con diferentes estrategias de ataque, y que además se hayan incluido Arenas en donde es necesario meterse en trifulcas y ganarlas, para poder seguir avanzando. “SpongeBob SquarePants: The Cosmic Shake” no es un juego de combate per se, pero dichas mecánicas aparecen con suficiente frecuencia, como para que uno considere a las peleas como parte importante de la experiencia. Y nuevamente: el sistema de combate está “okey”, por lo que uno nunca llega a frustrarse.
¿Pero qué hay del plataformeo y los niveles y la experiencia en general? Como di a entender líneas arriba, “SpongeBob SquarePants: The Cosmic Shake” se siente como un título del género de la época de la GameCube. Es decir, cuenta con niveles grandes, varios ítems para recolectar —algunos escondidos—, un camino principal para seguir, y por qué no, side-quests ofrecidos por personajes secundarios, los cuales ayudan a alargar un poco la experiencia. Es interesante. Lo que tenemos acá NO es un remake, como “SpongeBob SquarePants: Battle for Bikini Bottom Rehydrated”, pero se siente como algo del mismo estilo —de hecho, entiendo que es una secuela —o al menos una secuela espiritual—, lo cual tiene todo el sentido del mundo.
A nivel técnico, “SpongeBob SquarePants: The Cosmic Shake” es una experiencia correcta. Gráficamente hablando, se siente más pulido que el remake anteriormente mencionado, con animaciones más detalladas y fluidas, y un uso más interesante del color. Todos los personajes y locaciones clásicas del show lucen tal y como esperarían, y las actuaciones de voz son prácticamente perfectas. Eso sí, me pude encontrar con algunos glitches mientras jugaba —la mayoría de carácter gráfico—, así como uno que otro bajón de framerate. Nada demasiado grave, pero sería genial que los corrijan eventualmente con un parche —o bueno, lo ideal es que no hubiesen estado en el juego desde un inicio. Pero así son los videojuegos contemporáneos; qué se va a hacer.
“SpongeBob SquarePants: The Cosmic Shake” no va a convertir a aquellos que nunca le hayan visto la gracia a la esponja amarilla parlante. El juego maneja el mismo sentido del humor y el mismo tono absurdo que el show, sin darle demasiada importancia a la narrativa, como solía pasar con los plataformeros clásicos de hace unas décadas. Lo que tenemos acá es una experiencia que siente como algo hecho pata fanáticos, y no para críticos o analistas que le estén buscando todos los detalles a la historia o al gameplay. “SpongeBob SquarePants: The Cosmic Shake” es un plataformero cumplidor, pues, con buenos controles y gráficas agradables, que sin llegar a reinventar la rueda, sirve como para divertirse durante una tarde floja de fin de semana. No hay necesidad de pedirle mucho más que eso, la verdad.
Este análisis fue realizado con un código de descarga para la eShop de Nintendo Switch brindado por THQ Nordic.
- Para fanáticos.