Resident Evil Origins Collection – Nintendo Switch (Análisis)

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Resident Evil Origins Collection

$59.99
8.4

Gráficas

8.0/10

Sonido

9.0/10

Historia

8.0/10

Gameplay

9.0/10

Controles

8.0/10

Pros

  • Dos juegos por el precio de uno
  • Incluye el REmake en HD
  • Dos opciones de control
  • Corren realmente bien
  • Zero no es tan malo como recuerdan

Cons

  • Solo 1 juego en el cartucho
  • Problemas con nuevo estilo de control
  • Zero tampoco es TAN bueno

A estas alturas del partido, la mayoría de mis lectores ya deben haber jugado la primera entrega de “Resident Evil”. Después de todo, se trata de un clásico, el cual, claro está, salió inicialmente para el PlayStation, pero eventualmente fue porteado a diferentes consolas. Y como este texto está siendo publicado en una web sobre juegos de Nintendo, vale la pena recalcar, además, que el magnífico remake de dicho juego salió para la Nintendo GameCube, siendo un título exclusivo de dicha consola cuando Capcom y la Gran N eran, todavía, amigos íntimos (una relación que, desgraciadamente, no fue muy duradera que digamos).

Como dicho remake —o “REmake”— salió para una bellísima consola que, desgraciadamente, no fue un éxito de ventas, eventualmente fue porteado a varios otros sistemas en HD de la siguiente generación… y ahora, a consolas más modernas, porque claramente la gente de Capcom no se cansa de exprimirle todo el jugo a la franquicia. Pero de manera similar al ya analizado “Resident Evil Triple-Pack”, lo que tenemos aquí, más bien, es una pequeña colección de dos juegos, donde se encuentra, por supuesto, el primer título de “Resident Evil”, pero además “Resident Evil Zero”, el cual también fue un exclusivo para la GameCube en su época. ¡Dos juegos por el precio de uno! Nada mal, ¿no?

Pero como suele pasar en este tipo de situaciones, hay una traba. “Resident Evil Origins Collection” solo incluye a “Resident Evil Zero” en el cartucho, y más bien viene con un código de descarga para el juego clásico, el cual les ocupará, aproximadamente, unos 14 GB en su tarjeta SD Micro. No es una situación ideal para nada, pero considerando el contexto en el que ha salido esta colección, también hay que admitir que se trata de la forma más barata y conveniente de obtener ambos juegos, especialmente si solo cuentan con una Nintendo Switch. Estoy seguro que, si Capcom hubiese querido, hubiera podido hacer que los dos entren en un solo cartucho, pero claramente no quisieron ponerle tanto empeño, tampoco, a esta colección… lo cual es una pena.

Pero digamos que, como yo, no tienen problemas de espacio en su Nintendo Switch, y que no han comprado ni jugado ninguno de estos títulos desde la época de la GameCube. Considerando eso, ¿vale la pena comprar “Resident Evil Origins Collection”? Pues claro que sí. Después de todo, lo que tenemos acá son dos juegos muy buenos de una época previa a los cambios introducidos por la cuarta entrega, con los controles de tanque que todos recuerdan de su infancia, y un palpable énfasis en el terror y la supervivencia, por sobre la acción o las tramas complicadas. Sí, sé que, en realidad, solo el primer juego es el verdadero clásico, y que “Resident Evil Zero” no es, necesariamente, la entrega favorita de muchos fanáticos, pero creo que igual valdría la pena que le den una oportunidad a ambos juegos. ¡Podrían llevarse una sorpresa!

Tiene sentido, entonces, que comencemos con la no-tan-conocida precuela. “Resident Evil Zero” trata de explicar algo del background del primer juego, cosa que no había sido pedida por muchos jugadores, creo, pero que igual se agradece. En todo caso, se trata de una aventura más al más puro estilo del título clásico, con dos personajes para utilizar, todo un tren para explorar, y una buena cantidad de enemigos para asesinar. Considerando el hecho de que, originalmente, fue concebido como un juego para la Nintendo 64 —y que luego fue pasado a la GameCube—, “Resident Evil Zero” no ha envejecido del todo mal.

El mayor atractivo de este juego —al menos cuando recién salió— es la mecánica cooperativa, la cual… lamentablemente no es tan revolucionaría como a sus desarrolladores les hubiera gustado. Como personajes, tanto Rebecca Chambers como Billy Coen son bastante interesantes, pero el tener que estar intercambiándolos, manejando inventarios distintos, y utilizando diferentes mecánicas para cada uno, puede resultar más tedioso y repetitivo que verdaderamente entretenido. De hecho, al igual que en el primer juego, “Resident Evil Zero” depende mucho del manejo del inventario; de mezclar ítems, botar ítems, usar ítems, y mover ítems, lo cual seguramente no es un problema para algunos, pero podría resultar algo molesto para otros.

No obstante, si uno no es demasiado exigente, “Resident Evil Zero” no termina siendo tan malo como a algunos fanáticos les gustaría creer. La trama es algo absurda, sí, pero no se siente fuera de lugar en el universo creado por esta franquicia, y visualmente, luce realmente bien. De hecho, siendo, técnicamente, un juego más reciente que el otro, no debería sorprender que “Resident Evil Zero” tenga gráficas mejor definidas, un mejor uso de sombras y de texturas realistas, y animaciones ligeramente más complejas. Adicionalmente, me gusta el que ambos títulos puedan ser jugados en dos aspect ratios distintos; en cuadrado (o sea, a la antigua, y como fueron lanzados originalmente) , y en pantalla rectangular, la cual luce mejor en los televisores modernos.

Pero pasemos, ahora, al juego que seguramente les llama más la atención: “Resident Evil” (el remake del primer juego en HD). Como siempre, tenemos como protagonistas a Jill “Sandwich” Valentine y Chris Redfield, quienes están buscando al Equipo Bravo de S.T.A.R.S. en una mansión en las Montañas Arklay. Se trata de una premisa clásica y hasta algo previsible, pero que es aprovechada al máximo en este juego, especialmente luego de que fue modificado para la GameCube, deshaciéndose de las actuaciones de voz de colegio, y desarrollándolo desde cero a nivel visual. Incluso considerando que salió hace unos 18 años (¡¡!!), el “REmake” luce bastante bien, especialmente en HD.

A nivel de gameplay, los veteranos de la franquicia y del terror saben exactamente qué esperar de este juego… lo cual, por supuesto, no quiere decir que no funcione en lo absoluto. De hecho, sigue siendo una de las mejores experiencias de terror que cualquiera pueda tener. Consideren, si no, los puzzles que deben ser resueltos mientras uno piensa en los enemigos que están sueltos en la mansión; los jump scares (algunos iguales a los de la versión del primer PlayStation, otros nuevos), y los encuentros con los enemigos. Al igual que en “Resident Evil Zero”, el manejo el inventario es crucial, pero como acá uno solo controla a un personaje a la vez, resulta ligeramente menos tedioso.

Este título también supera a “Resident Evil Zero” en lo que se refiere a la atmósfera que logra generar. Sí, sí, los vagones del tren no están del todo mal, y de hecho, resulta mucho más difícil perderse en ellos que en una mansión, pero el primer “Resident Evil” realmente convierte a dicha locación en un personaje más, haciendo que uno se vaya aprendiendo la ubicación de ciertas áreas, y en general, mostrándola como un lugar verdaderamente terrífico, donde un zombie o cualquier otro monstruo podría salir de atrás de cualquier esquina. La diferencia entre este juego y algo como “Resident Evil 4” es abismal; ambos son geniales, no me tomen a mal —hasta diría que prefiero la cuarta entrega—, pero se desarrollan de formas muy distintas.

Eso tiene mucho que ver con el gameplay, por supuesto. Lo interesante, sin embargo, es que tanto el “REmake” como “Resident Evil Zero” incluyen los clásicos controles tipo “tanque”… pero también traen consigo la opción de utilizar controles más “normales”. Se trata de una opción bienvenida, especialmente para aquellos jugadores que estén acostumbrados a propuestas más recientes, pero que desgraciadamente, no es del todo perfecta. De hecho, el mayor defecto de estos controles está en la transición entre escenas: si uno pasa de un cuarto en el que se mueve en una perspectiva en particular, a otro en donde la perspectiva de la cámara cambia, y no deja de empujar el stick, el juego no detectará el cambio de perspectiva. Por ende, hay que soltar brevemente el stick cada vez que uno cambia de cuarto. No es un GRAN defecto, pero ciertamente puede resultar muy molesto, especialmente durante los momentos más tensos de la historia.

Sin embargo, incluso si tomamos en cuenta dicho defecto —el cual, por cierto, está presente en ambos títulos—, “Resident Evil Origins Collection” sigue siendo una experiencia absolutamente recomendable. Si ya han jugado estos dos títulos en cualquiera de sus versiones previas, el simple hecho de que ahora puedan llevarlos a cualquier parte en su Nintendo Switch ya de por sí es un plus. Y si los van a probar por primera vez, pues vale la pena conseguirse el bundle, ya que resulta más barato que buscarlos por separado y para otras consolas. Sí, los controles no son perfectos; “Resident Evil Zero” sufre un poco en comparación a la entrega original, y el hecho de que ambos juegos no estén incluidos en el cartucho es una reverenda estupidez, pero fuera de eso, la pasé bien con “Resident Evil Origins Collection”. Las entregas modernas de la franquicia de Capcom son excelentes, pero de vez en cuando, vale pena regresar, aunque sea por un rato, a los orígenes del terror.



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