Pokémon Rubí y Zafiro: ¿Tan buenos como los recordamos?

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Si hablásemos del juego de Pokémon que la mayoría recuerda con más afecto, la que abarca la región de Hoenn sería sin lugar a duda de las más mencionadas. Yo me incluyo dentro de ese grupo. Bueno, me incluía. Pokémon Oro y Plata superaron cualquier expectativa en lo que concierne al desarrollo de un juego en su momento al lograr retos que se creían impensables (como la introducción de Kanto, por ejemplo). Llegada esta tercera entrega en una consola nueva, se esperaría que la calidad de la obra aumentaría. Sin embargo, tras una revisión del juego, puedo asegurar que no fue así. Fallos narrativos y una mala implementación de las mecánicas con la historia convierten a esta entrega en una triste decepción. Es verdad, no todos los aspectos son negativos: logra implementar mecánicas que añaden una capa de dificultad extra a la estrategia. Es por ello que hoy voy a tratar tanto los argumentos a favor y en contra del por qué la tercera generación no pudo ocupar el cargo como sucesor de la segunda generación.

Mucha agua *Ba Dum Tss*

En esta nueva generación se introdujeron 2 mecánicas clave para el ámbito competitivo que se refinarán en las generaciones subsiguientes: la naturaleza y la habilidad. Sin embargo, como no nos centramos en el metagame en estos análisis y nos enfocamos en la experiencia desde que despiertas en casa (en esta oportunidad, secuestrado en una camioneta por una banda de Machokes) hasta que salen los créditos, veremos cómo estas herramientas resultan bastante útiles en nuestra aventura. 

La naturaleza consiste en el desarrollo de cierta estadística y en la disminución de otra conforme nuestro Pokémon va subiendo de nivel. Existen 25 distintos tipos de naturalezas dentro de las cuales 5 no afectan ninguna característica, ya que estas contemplan la disminución y aumento de la misma estadística (¡matemáticas, hijo!). Muchos de nosotros, los videogamers, pasamos por alto esto. Y es que hay mucha razón en esa lógica, ¿por qué rayos debería aprenderme 25 naturalezas para criar a mi Wynaut? Pobres almas desdichadas, déjenme acabar con su miseria. Tengo una buena excusa para que vayas a buscar tu tabla de naturalezas: imagínate que atrapas a un Ralts, después de pasar media hora de búsqueda, con naturaleza “Firme”; todo va a andar relativamente bien, hasta que comienza a ir relativamente mal… Gardevoir se caracteriza por aprender ataques especiales muy potentes (no por nada es uno de los mejores Pokémon de su tipo), pero ¿qué efecto genera la naturaleza firme? Disminuye el ataque especial y aumenta el ataque. Si no te convencí con este ejemplo… soy bastante comprensible con los fetiches ajenos.

Sigamos con la segunda mecánica: la habilidad o “deja de meterme intimidar, pofavo” como muchos de nosotros la conocemos. Sus efectos son mucho más perceptibles a la hora de jugar: entras en batalla y varias de estas habilidades ejercen un efecto durante el combate. Por ejemplo, sin mencionar “Intimidar”, “Sincronía” afecta al Pokémon rival con el mismo estado que nos infligió a nosotros (si nos quema, el otro resultará quemado), “Cuerpo puro” evita los cambios de estado perjudiciales o “PRESIÓN” disminuye los PP’s el doble de rápido. Por lo tanto, armarse un equipo de Pokémon con buenas habilidades resulta muy ventajoso durante un enfrentamiento y, además, estas son sencillas de comprender, ya que vienen con una descripción dentro de los datos del pokémon. 

Las características mencionadas ofrecen un componente añadido a la estrategia durante los combates y a la crianza, pero no todo es alegría en esta vida. Las Máquinas Ocultas (o MO’s para nosotros los perezosos) son elementos conocidos desde la primera generación que, a pesar de que no era posible olvidarlas (a menos que se acuda a un borrador de movimientos), no resultaban ser una carga molestosa. En esta generación se traducen a “¿Quieres llegar a la liga? ¿Qué prefieres? ¿Fuerza o Terremoto?”. Es una pena que estos componentes hayan sido pésimamente implementados en esta generación al forzarte a aprenderlos necesariamente en tu equipo por si requerías acceder a una zona relevante del juego. De las 8 MO’s, 7 son indispensables en la travesía; 7 de 24 movimientos disponibles en nuestro equipo. 7 veces que debemos pensar en qué movimiento sacrificamos para poder atravesar un obstáculo o decidir qué pokémon dejar en la caja (sin que pueda recibir experiencia) para que no se vea perjudicado por esta purga. Esto resulta más que una decisión realmente lamentable en el diseño de juego que ejerce más mal que bien en el goce de nuestra experiencia.

Por último, lo que nos compete discutir de esta generación, la columna que vertebra el juego, el eje temático en el que se desarrolla esta historia: el clima. Este es el tema a tratar de esta generación; el profesor Birch se dedica al estudio de los hábitats de los Pokémon en la región de Hoenn, la cual se caracteriza por sus zonas y parajes diversos (áreas volcánicas, selváticas, montañosas…). Los legendarios de esta región también se relacionan con su entorno afectando ya sea el ecosistema marino o terrestre, y un mediador de ambos para cuando las cosas se salen de control. Además, el juego nos incita a interactuar de cierta manera con la naturaleza al implementar la dinámica de las bases secretas. Efectos climáticos son añadidos de manera interactiva con el medio: podemos encontrarnos con zonas lluviosas o con tormentas de arena en el desierto (algo que no está presente en las generaciones previas). Un punto en contra puede ser la sustracción del efecto día/noche, a pesar de que este se encuentre presente de manera implícita al programar la hora al inicio de la aventura. Y no hablemos de Castform  que, más que recordarlo como aquel Pokémon que muta dependiendo de las condiciones climáticas, lo recordamos por… bueno… nice balls. Sin embargo, no basta solo implementar una mecánica en el juego para que esta sea buena, sino que debe ser sustentada con la historia a desarrollarse (como en cualquier RPG) y, tristemente, es uno de los aspectos que más languidece de esta generación. ¿Por qué?

 

Con los Eco-terroristas

El concepto climático para este juego era perfecto para desarrollar varios temas de interés y de importancia en nuestra vida cotidiana; se pudieron tratar temas como el cambio climático, la contaminación, la deforestación o varios otros aspectos relacionados con el medio ambiente. De esta manera, el equipo “villano” de turno pudo haber sido uno que se preocupe ante esta negligencia cometida contra el planeta y que busque, a su manera, alguna solución ante estas situaciones problemáticas intentando acudir a seres míticos para que los ayuden con esta labor, pero ¿qué es lo que tenemos realmente? Una banda de terroristas que quieren cubrir toda el planeta de tierra u otra que busca volverlo una Atlantis. A pesar de que sus discursos son (supuestamente) para proteger a la Tierra y a los seres que habitan en ella, no se detienen a pensar en las consecuencias catastróficas de sus acciones. ¿Cómo van a sobrevivir los Pokémon terrestres cuando no haya agua que beber? Los miembros del equipo Aqua usan Pokémon que no habitan en zonas acuáticas también, ¿qué va a pasar con ellos cuando se encuentren sin sus hábitats? 

Además, la forma cómo son derrotados y se dan cuenta de su error es patética. Una vez que los vencemos en el último combate, el líder del equipo de turno comienza a recapacitar si es que las acciones tomadas fueron las mejores. Solo por que lo vencimos, nosotros, un menor de edad. No solo eso, ellos tienen a disposición tecnología de vanguardia que les permite acceder a lugares recónditos para alcanzar a los seres legendarios y poseen artilugios capaces de recopilar y procesar información. Aún con todo lo que tienen al alcance, no fueron capaces de pronosticar la posible hecatombe que produciría el perturbar a colosales bestias de su letargo. Me enerva realmente la idea de tratar tan torpemente un concepto que tiene mucho que explotar y tratarlo de manera tan absurda en esta generación. Pero, bueno, ya la fregaron con el tema principal de la narrativa, no pueden seguir malogrando la historia, ¿verdad? (Screams intensifying).

 

Intento crear lazos, pero no

No se han preguntado en algún momento de la aventura, ¿quién es nuestro rival? Vemos varias veces a nuestra contraparte sexual en el camino, pero (hasta donde tengo entendido) Blasco también anda por allí en su búsqueda de ser un maestro pokémon y es con él con quien nos enfrentamos en la Calle Victoria. Lo más triste es que Blasco pudo haberse desarrollado mejor en la trama: nos lo plantean como un chico tímido y enfermizo que se encuentra ansioso por conseguir el mismo sueño que nosotros. Nos hubiésemos podido topar con él varias veces en nuestro camino viendo cómo su espíritu se ve fortalecido por los lazos que establece con sus Pokémon y cómo con cada combate gana un poco más de valía e ímpetu para seguir entrenando. Sin embargo, ¿qué nos da Game Freak? 3 encuentros con él: uno cuando atrapa a su Ralts, otro en ciudad Malvalona (gimnasio del tipo eléctrico) en el que solo tiene UN Ralts y un último encuentro en la Calle Victoria donde ya tiene un equipo completamente desarrollado. No nos relacionamos suficiente con este personaje como para desarrollar un acercamiento empático; al final, destrozamos los sueños de un joven (que al inicio era inseguro, pero se esforzaba día a día para superarse) de volverse maestro Pokémon. Realmente una situación lamentable. Y, bueno, el personaje que no elegimos al inicio no se salva, ya que la mayoría de las veces solo representa un cartero que nos entrega objetos útiles para nuestro camino y que en su último combate ni siquiera logró evolucionar al máximo a su Pokémon principal. No es más que otro chiste narrativo.

Por último, el verdadero fallo de este juego, por el que llegué a enfadarme cuando lo volví a jugar, es la pobre y vaga relación que existe entre nuestro personaje y su papá. A lo largo de las entregas anteriores, nunca hubo una señal de alguna figura paterna presente en todo el juego y, ahora que tienen la oportunidad de construir un lazo entre nosotros y nuestro padre, la desperdician totalmente. Norman es el líder del quinto gimnasio, poseedor de un equipo temible y poderoso, y también nuestro papá. Solo llegamos a interactuar en un sitio con él: su propio gimnasio. La primera vez que tenemos la oportunidad de sacar provecho de una relación paternal y se resumen en un: “Eh, anda a ayudar al chico a atrapar un Pokémon”. Qué increíble hubiese sido recibir asesoramiento a lo largo de la aventura de nuestro padre como entrenador, que vea nuestros momentos altos y bajos de nuestras batallas, el combatir codo a codo para derrotar a una amenaza latente y, finalmente, enterarnos que él es nuestro último desafío para conseguir nuestro sueño. Tan simple como cambiar de posición entre Máximo y Norman para que la experiencia sea mucho mejor, pero nuestra interacción se reduce a solo obtener una medalla de él para no volver a recibir alguna noticia o llamada. Ni siquiera acudió a nuestro triunfo frente a la élite 4 para felicitarnos. Una oportunidad completamente desperdiciada que me deja con una duda, ¿cuál era la necesidad de introducir a nuestro padre como líder de gimnasio si no van a apovechar su evidente peso narrativo en el juego?

 

Enmendarse no está mal

Recuerdo que la tercera generación de Pokémon fue uno de los juegos a los que le dediqué más horas y uno de los que le guardaba más cariño. Con el paso del tiempo, es normal madurar y cambiar la perspectiva con la que observamos y juzgamos nuestro entorno. Es un proceso por el que todos pasamos. Volver a vivir la experiencia de la región de Hoenn después de casi 8 años me sirvió para darme cuenta de que no todo lo que me resultaba increíble cuando era más joven tiene que seguir siéndolo hoy. La valla que dejó la segunda generación fue lo suficientemente alta como para que esta nueva entrega la pueda superar. Los fallos a nivel argumental son demasiados y las nuevas mecánicas introducidas no llegan a parchar estos errores. Me hubiese gustado terminar este juego de nuevo con una sonrisa en el rostro, pero el sabor que me dejó fue uno bastante amargo. Solo queda esperar que la generación a venir sea capaz de enmendar los errores cometidos en esta y sepa aprovechar los recursos a su disposición. Con un pésame tremendo, llego a la conclusión que Pokémon Rubí y Zafiro no es el juego que recordaba que era.



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