Cruis’n Blast – Nintendo Switch (Análisis)

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¡El Retorno del Rey!
  • Diversión pura.

Es casi como si mis plegarias hubieran sido escuchadas… o como si la gente de Raw Thrills leyera mis artículos en Nintendo.pe (¡uno puede soñar!). Hace poco más de dos años, publiqué un texto sobre los juegos de “Cruis’n” para consolas de Nintendo; algunos de los títulos de carreras más memorables y divertidos que jamás haya probado. Desde “Cruis’n USA” (un juego simplón, pero que terminó siendo el primer juego del género para la Nintendo 64), hasta el decepcionante “Cruis’n” para Wii, pero pasando por el genial “Cruis’n Exotica” (uno de mis juegos favoritos de Arcade Y del Nintendo 64), tuve la oportunidad de revisar la franquicia entera, lamentando que, al menos hasta aquel momento, no se había anunciado ninguna entrega nueva para la Switch o para cualquier otro sistema contemporáneo.

Tuvimos que pasar por una pandemia mundial, entonces, para que la gente de Raw Thrills y GameMill me cerrara la boca.

Eso se debe a que ahora podemos jugar “Cruis’n Blast” en nuestras Nintendo Switches. Se trata de un juego de carreras extremadamente entretenido, que originalmente salió para Arcadias —y que dudo haya llegado a nuestro país, desgraciadamente—, y que ahora ha sido porteado de manera realmente eficiente a la consola híbrida de Nintendo. Aquí no hay realismo o siquiera una pizca de respeto a las leyes de la física. “Cruis’n Blast” es un título tipo Arcade al 100%, cuyo único objetivo es divertir a los jugadores de cualquiera manera posible. Puede que le falte algunas opciones de juego, pero fuera de eso, no me puedo quejar de “Cruis’n Blast”.

En pocas palabras: es el regreso de la franquicia que tanto esperaba. ¡“Cruis’n” está de vuelta, baby, y no podría estar más feliz!

“Cruis’n Blast” va directo al grano. Acá no hay una historia ni ningún intento por darle profundidad narrativa a la experiencia. Nuevamente: “Cruis’n Blast” es un juego que claramente comenzó en Arcadias, y aunque la gente de Raw Thrills ha hecho el intento de adaptarlo a una consola casera, tampoco es que hayan cambiado la identidad entera del producto. En el modo principal de juego, por ejemplo, uno tiene que pasarse varias copas, cada una consistiendo de cuatro pistas diferentes, en distintas partes del mundo (¡y hasta en diferentes épocas!). Es así que uno puede pasar de un Río de Janeiro en pleno carnaval, a un Hong Kong futurista, y por qué no, un safari en África, o un mundo de dinosaurios (¡!). La variedad y la exageración está a la orden del día —lo cual es justamente lo que esperaba de un nuevo juego de “Cruis’n”.

Ahora bien, este modo principal de torneo no está del todo mal. Básicamente, uno tiene que ir pasándose cada copa, intentando quedar en primer puesto para poder abrir las siguientes. Al comenzar a jugar, por ejemplo, estaba quedando siempre en segundo puesto, ganando un copa de plata, lo cual me permitió abrir copas nuevas… hasta cierto punto. Eventualmente, el juego me dijo que tenía que tener cuatro copas de oro para seguir avanzando, y luego, cinco. Es una manera poco orgánica de obligar al gamer a jugar mejor y a repetir pistas, pero hey, ¡funciona! Y felizmente, las pistas son tan divertidas, que no me fastidiaba en lo absoluto volver a pasarlas.

Adicionalmente, cada pista cuenta con sus propios incentivos para ser repetidas. Por ejemplo, tienen diferentes ítems coleccionables que hay que buscar mientras se maneja: desde manojos de dinero, hasta llaves de carros (tres por pista) que sirven para desbloquear nuevos vehículos. Adicionalmente, dependiendo de cómo maneje uno; de los Tokyo Drifts que haga, de los trucos que haga al saltar, de los carros que golpee, y de lo rápido que uno llegue a la meta, va recibiendo dinero, el cual sirve para comprar mejoras para el carro que se está usando, o para tener blasts adicionales en la copa que se está comenzando.

Lo cual me lleva a los controles. ¡Cómo olvidarme! Al ser una propuesta tan de Arcadia, los controles en “Cruis’n Blast” son súper simples, pero a la vez, responden muy bien. De hecho, me animaría a decir que se trata de uno de los juegos de carreras más satisfactorios para la Nintendo Switch. Las curvas se llevan a cabo sin problemas, la velocidad es la apropiada, los carros no son ni muy sensibles ni muy torpes… en pocas palabras, es una belleza. ¡Así deberían controlarse todos los juegos de carreras! Y los botones tampoco son complicados: se acelera con A y se frena con B; se hace un blast (una suerte de turbo; hay tres por pista, sin contar los que se pueden comprar adicionalmente) con L, se derrapa (¡el Tokyo Drift!) con R, y se hacen trucos en el aire presionando A dos veces, bien rápido, antes de saltar (con esto también se puede empujar a los otros vehículos, lo cual es muy satisfactorio). Nada más… ¡y no es que necesite más!

Pero hay más incentivos para jugar el modo principal. Con cada copa ganada, el carro que uno está usando va subiendo de nivel (eso sí, el nivel máximo es el 5, lo cual no suena a mucho… pero es suficiente). Mientras va subiendo de nivel y uno le va comprando mejoras, van subiendo sus stats, lo cual motiva al jugador a correr mejor, y a conseguir más dinero. Y como hay tantos carros disponibles ya de por sí, además de todos los vehículos que uno tiene que desbloquear, tanto con dinero como con las llaves que se van encontrando en las pistas, uno tiene, en teoría, la oportunidad de subirle de nivel a más de dos decenas de carros (y motos, botes, helicópteros… ¡y dinosaurios, unicornios y OVNIs!) en la campaña principal. Puede que suene repetitivo, pero nuevamente; el juego es tan condenadamente entretenido (con pistas rápidas, furiosas, y en algunos casos, algo breves) que esto realmente no molesta.

Aparte de los torneos, lamentablemente, “Cruis’n Blast” no cuenta con demasiados modos de juego. La omisión más grave, de hecho, es la de una modalidad online. Jugar este título con tres personas más por Internet, con leaderboards y eventos ocasionales, hubiera sido un verdadero sueño. Y aunque el juego en sí igual me encanta y la estoy pasando de lo lindo (“I’m having a blast”, como dirían los gringos… jeje), no puedo tapar el sol con un dedo y pretender que tener esta opción en un título del año 2021 no hubiera sido lo ideal. Entiendo que se trata de la adaptación de juego de Arcadias, en donde obviamente los modos online no son considerados, pero si ya estaban moviendo el juego a una consola moderna, creo que hubiera sido una excelente idea que lo incluyan.

En todo caso, lo que sí incluye “Cruis’n Blast”, no está del todo mal. Hay un modo Arcadia que básicamente replica la experiencia que uno tendría en las famosas “maquinitas”: cuenta con las cinco pistas que estaban disponibles en los Arcade, cada una con sus propias llaves y fajos de billetes para encontrar, y copas de oro para conseguir. Además, hay un modo multijugador local, para jugar con varios Switches distintos en un lobby, así como, por supuesto, un modo en pantalla dividida hasta para cuatro jugadores, el cual debería ser capaz de remontarlos a los 90s de manera extremadamente nostálgica. Si “Cruis’n Blast” es diversión pura al jugarse solo, la experiencia llega a brillar incluso más cuando se comparte con tres personas más.

El apartado técnico, adicionalmente, no me decepcionó en lo absoluto. “Cruis’n Blast” maneja una estética extremadamente colorida y exagerada, con vehículos increíblemente brillantes (parece que todos están cubiertos de aluminio, por más de que varios estén basados en carros reales), y criaturas sublimemente animadas. Ayuda que el juego no esté tratando ser realista, porque nunca llega a serlo; más bien, nos presenta un mundo híperreal, donde todo corre a 60 cuadros por segundo sin mayores problemas, incluso cuando se abren huecos en la tierra, o cuando uno salta desde un acantilado al costado del Cristo del Corcovado. La música, por otro lado, es meramente cumplidora… a excepción, claro, del tema principal. La voz de la chica cantando “Cruuuuiiiis’n, come on let’s go “cruiiis’n!” se me quedará grabada en el cerebro por un buen tiempo.

“Cruis’n Blast” es de las experiencias más puramente divertidas que haya tenido en mi Nintendo Switch. No es simulación; no es realista ni sigue a las leyes de la física, pero nada de eso importa cuando uno la termina pasando tan bien, conduciendo a un unicornio en medio del desierto americano o los parajes de África. Los controles son perfectos, las pistas están expertamente diseñadas, las gráficas son coloridas y absurdamente vistosas, y los modos de juego suficientemente variados, incentivando al jugador a repetir cada copa una y otra vez. Si “Cruis’n Blast” incluía modos online, hubiera sido beso de chef… pero incluso sin eso, se ha convertido en uno de mis juegos de carreras favoritos (si es que no es EL favorito) para esta consola. Ahora solo toca comprármelo en físico; ¡valdrá demasiado la pena!

Este análisis fue realizado con un código de descarga para la eShop de Nintendo Switch brindado por GameMill Entertainment.



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¡El Retorno del Rey!
  • Diversión pura.
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