Road 96 – Nintendo Switch (Análisis)

21
7.6
Tan cerca pero tan lejos
  • ¡Que le metan parches!

Road 96” es un juego innegablemente ambicioso —un título engañadoramente sencillo a nivel de gameplay, que sin embargo está intentando decir muchas cosas, varias de ellas relacionadas a las interacciones interpersonales, la corrupción institucionalizada, las diferencias entre liberales y conservadores, y las formas en que un gobierno puede hacerse totalitario. Es bastante, y aunque no siempre llega a transmitir estos temas de manera sutil, al menos ayudan a que uno sienta que es un juego significativo, que trata de incitar al gamer a pensar y reflexionar. El que logre hacer esto a través de una experiencia suficientemente entretenida es prácticamente un milagro… y sin embargo aquí está.

Lo cual no quiere decir que “Road 96” sea un juego perfecto ni mucho menos. De hecho, buena parte de su ambición se queda corta debido a ciertos defectos técnicos, que evitan que se convierta en algo 100% recomendable. Lo cual es una pena, porque se nota a leguas que “Road 96” fue desarrollado por gente muy apasionada, que claramente quería trabajar en este proyecto, y de la mejor manera posible. Todo esto me pase pensar —y no es que tenga evidencia al respecto, por supuesto— que el juego simplemente no fue bien optimizado para la Nintendo Switch. Porque el estilo artístico está ahí, al igual que la trama y los personajes —sería cosa, me imagino, de probarlo una PC y comparar. Porque al menos en lo que se refiere al desempeño técnico, “Road 96” es algo decepcionante en la Switch.

Pero me estoy adelantando. Vale la pena comenzar mencionando que “Road 96” me recordó ligeramente aHitchiker”, otro juego indie que pude revisar hace unos meses… pero solo al inicio. Esto se debe a que uno comienza la aventura (o la primera aventura, digamos) en el interior de un camión, interactuando con el chofer que está jalando al protagonista a otro lugar… pero a diferencia del título anterior, “Road 96” no se limita al interior de ciertos vehículos. De hecho, la trama es lo suficientemente compleja, con personajes que se relacionan entre sí, todo tipo de locaciones, y un objetivo final muy claro, que el juego termina diferenciándose bastante de otras propuestas similares, llegando a obtener un tono y estilo muy propios.

“Road 96” se lleva a cabo en 1996, en el país ficticio de Petria. Hay todo un backstory sobre un atentado (supuestamente) terrorista años atrás, lo cual llevó a la gente a elegir un presidente autoritario, quien de hecho decidió rodear al país con un muro, al más puro estilo de lo que Donald Trump quería hacer (y nunca hizo… porque obviamente). Uno controla a varios adolescentes que se escapan de casa, tomando diferentes modos de transporte para llegar a la Ruta 96 del título, y finalmente a la frontera de Petria, y así escapar de una realidad con la que no están de acuerdo. En el camino, se encuentran con toda suerte de personajes, algunos bastante amables, y otros previsiblemente agresivos —y varios de ellos pertenecientes a un grupo de separatistas llamado La Brigada Negra.

A nivel de gameplay, “Road 96” es una propuesta bastante sencilla. Se juega en primera persona, y uno utiliza el stick izquierdo para mover al personaje de turno, y el derecho tanto para mover su mirada, como para seleccionar opciones de diálogo, o interactuar con diferentes elementos en pantalla. Las interacciones con otros personajes (no jugables) son de suma importancia, pero uno también puede abrir cajones, esconderse en clósets, observar fotografías y periódicos, y hasta pintarrajear paredes con propaganda política o de protesta. Adicionalmente, ciertas acciones le bajan vida al protagonista, por lo que uno tiene que comprar comida o bebida, o descansar en ciertos lugares específicos, para recuperar energía. Todo esto sirve para convertir al mundo de “Road 96” es uno que se siente verosímil e interesante, con varias cosas para hacer, por más de que inicialmente se haya podido percibir como un título relativamente pasivo.

Vale la pena mencionar, eso sí, que el hecho de que “Road 96” no cuente con controles tipo gyro o de puntero es una increíble oportunidad desperdiciada —manejar la mira del personaje únicamente con el stick se siente algo lento, por más de que uno se acostumbra eventualmente. Adicionalmente, la sensibilidad de dicho stick a la hora de elegir opciones, junto con el hecho de que las casillas muchas veces se mueven al mismo ritmo y velocidad que los personajes, hace que el juego se sienta un poco incómodo por momentos… lo cual no termina por arruinar la experiencia en general (felizmente), pero llega a fastidiar. “Road 96” es una propuesta sorprendentemente compleja, que desgraciadamente descuida algunos detalles pequeños, pero importantes.

Inicialmente, creía que “Road 96” iba a ser un juego corto y repetitivo, pero felizmente ese no es el caso. La historia está dividida en episodios, cada uno protagonizado por un adolescente “perdido” (es decir, que se ha escapado de casa) distinto, que termina involucrándose con diferentes personajes, muchos de ellos relacionados entre sí. Uno puede tomar decisiones importantes a nivel político, elegir diferentes rutas o modos de transporte (se supone que el juego cuenta con mil (¡!) pistas diferentes) y hasta elegir salvar a ciertos personajes o no, todo para ir atravesando Petria de diferentes maneras. En ese sentido, “Road 96” se termina sintiendo como una experiencia que será muy distinta para cada jugador, poco previsible y siempre interesante. Es una gran decisión a nivel de diseño de gameplay que debe ser aplaudida.

Por otro lado, uno puede ir buscando secretos en cada uno de los niveles, desde cintas de cassette para escuchar música noventera de buena calidad, hasta habilidades como hackear puertas, obtener suerte, o abrir candados. Adicionalmente, cada nivel que se encuentra a lo largo de la ruta presenta a un nuevo personaje no-jugable, que causa un gran impacto en el protagonista de turno —tenemos desde una reportera televisiva conservadora adicta a los fake news (que trabaja en un canal de televisión muy parecido a Willax), hasta una chica rebelde, un chofer de camiones, una oficial de policía algo confundida, dos ladrones en moto sorprendentemente amables, y más. Cada uno de estos personajes avanza la historia y presenta nuevas oportunidades de gameplay (desde atracos hasta persecuciones y secuencias de disparo… con pistolas de grapas), y además ayudan a transmitir los temas principales en los que los desarrolladores están particularmente interesados (digamos que no le tienen mucho cariño a las facciones políticas conservadoras… con lo cual empatizo mucho, jeje).

A pesar de hacer tantas cosas bien, tanto a nivel de jugabilidad como de historia y personajes, es en el apartado técnico donde “Road 96” sufre un poco, lamentablemente. El estilo artístico es llamativo, haciendo uso de diseños de personajes relativamente caricaturescos y colores vivos, pero las gráficas en sí parecen haber sido sacadas de un título de GameCube… solo que están en HD. Tenemos de todo: texturas en baja resolución, modelos simplones (donde hasta uno puede detectar las divisiones entre polígonos), animaciones robóticas, pop-in, aliasinges una pena. Adicionalmente, “Road 96” no corre particularmente bien en la Switch, con varias secuencias bajando el framerate a niveles inaceptables, cuando no debería ser así… después de todo, ¡no se trata de un juego gráficamente complejo! Hasta los cutscenes lucen súper comprimidos y pixeleados. La música, felizmente, es increíble, y ayuda a que “Road 96” se sienta más cohesivo; desde las tonadas atmosféricas hasta las canciones noventeras, la banda sonora logra otorgarle una atmósfera palpable a “Road 96”.

A pesar de los defectos técnicos ya mencionados, igual me dan ganas de recomendar a “Road 96” —no solo porque estoy seguro que estos errores serán parchados eventualmente (¿no…? ¿NO…?), si no también porque quedé fascinado por la experiencia en general. Los personajes son interesantes y se sienten humanos, el gameplay es sencillo pero está bien implementado, el comentario sociopolítico no podría ser más apropiado para los tiempos que estamos viviendo, y la construcción del mundo es de primer nivel, haciendo que uno entienda perfectamente los paralelismos entre Petria y los Estados Unidos (y por qué no, varios otros países occidentales). El hecho de que los defectos técnicos no terminen por arruinar a “Road 96” dice mucho sobre lo bien construido que está el resto del juego. Si realmente logran arreglarlos (y de paso incluir controles gyro), “Road 96” podría llegar a convertirse en una clásico de culto. ¡Y con justa razón!

Este análisis fue realizado con un código de descarga para la eShop de Nintendo Switch brindado por DigixArt.



7.6
Tan cerca pero tan lejos
  • ¡Que le metan parches!
Comentarios
Loading...