Vigil: The Longest Night – Nintendo Switch (Análisis)

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Vigil: The Longest Night

5.7

Gráficas

8.0/10

Sonido

7.0/10

Gameplay

6.0/10

Historia

7.0/10

Performance

0.5/10

Pros

  • Gráficamente ambicioso
  • Personajes notables
  • Sólido gameplay
  • Niveles bien diseñados
  • Estéticamente genial

Cons

  • Corre pésimamente en la Switch
  • Lleno de glitches y bugs
  • Pantallas de carga larguísimas
  • Save points que no funcionan
  • El mapa no sirve para nada

Recuerdo cuando revisé “Salt and Sanctuary” hace un tiempo —terminó siendo un juego que disfruté mucho, más que nada gracias a la manera en que combinaba ciertos elementos —incluyendo la dificultad, por supuesto— de “Dark Souls”, con la estética y el gameplay de cualquiera de los Metroidvania que hay disponibles para la Nintendo Switch. Se trata de una mezcla inesperada que sin embargo resultó en un juego muy exitoso, el cual sigo jugando incluso hoy en día, cuando tengo ganas de jugar algo particularmente retador y visualmente impactante. Después de todo, la Switch cuenta con una gran cantidad de Metroidvanias, pero pocos se asemejan a dicho título.

Decidí mencionar todo eso porque “Vigil: The Longest Night” me recordó mucho a “Salt and Sanctuary” —es decir, se trata de un Metroidvania bastante retador, con una estética similar a la de “Dark Souls”, y niveles muy bien escenificados y desarrollados. El problema, no obstante, es que la versión para la Switch no es la mejor que jamás haya jugado. De hecho, desde los tiempos de carga hasta los diferentes crashes que experimenté al jugar, y el pobre performance en general del juego, hasta me animaría a decir que se trata de uno de los títulos peor optimizados para el sistema. Lo cual, evidentemente, es una pena, ya que se nota a leguas que se trata de un juego ambicioso y muy bien desarrollado… pero no en esta consola. “Vigil: The Longest Night” es un título con harto potencial, que desgraciadamente ha llegado en un estado lamentable a la Switch.

Las primeras impresiones siempre son importantes, y en ese sentido, “Vigil: The Longest Night” no comienza de buena manera. Lo primero que uno ve al comenzar el juego es una pantalla de carga de casi un minuto…. lo cual, lamentablemente, es una representación precisa de la experiencia que uno está a punto de tener. Las demás pantallas de carga no son tan malas como la inicial, pero pasar de un área a otra definitivamente resulta en momentos de espera algo frustrantes —pueden durar desde 10 hasta 35 segundos, lo cual es algo absurdo. Súmenle a esto una cantidad ridícula de crashes, y save points que simplemente no funcionan, y “Vigil: The Longest Night” termina siendo uno de los títulos más desesperantes de jugar que haya probado en un buen tiempo. Imagínense, si no, el haber jugado por horas, y el haber grabado en los puntos que el juego le ofrece, para luego morir, y darse cuenta que el save point no contó y el juego no lo reconoce. Frustrante, ¿no?

Se trata de un performance técnico paupérrimo que arruina un juego que, por lo demás, es bastante sólido. En “Vigil: The Longest Night”, uno controla a Leila, una guerrera que retorna al pueblo de Maye para buscar a su hermana, Daisy. Sin embargo, al llegar se da cuenta de que algo malo está pasando —tanto su pueblo como sus alrededores están llenos de figuras siniestras y oscuras y de eventos muy perturbadores, por lo que, como se deben imaginar, nuestra protagonista tendrá que encontrar alguna manera de resolver estos problemas. Se trata de una narrativa algo sencilla pero cumplidora, la cual le otorga un tono adecuadamente críptico a la experiencia.

A nivel de gameplay, “Vigil: The Longest Night” es un Metroidvania hecho y derecho, bien enfocado en el platforming. Utilizando niveles enormes y llenos de plataformas de todos los tamaños, el juego lo obliga a uno a ser preciso a la hora de saltar y moverse, tratando de encontrar diferentes secretos —ítems, personajes, áreas— en varias de sus locaciones. De hecho, me encantó que muchos de los niveles se sientan interconectados, y también el que utilicen todo tipo de recursos, desde plataformas hasta paredes y huecos, tanto para desorientar al gamer, como para esconder áreas secretas que resultan muy satisfactorias de encontrar e investigar. “Vigil: The Longest Night” es un juego que premia al gamer por su curiosidad, lo cual ciertamente resulta en momentos increíblemente divertidos e intrigantes.

Todo lo mencionado se arruina un poco, lamentablemente, debido a cierto lag que existe con los controles —otro resultado de la pobre optimización del juego para la Switch. Adicionalmente, el mapa con el que cuenta “Vigil: The Longest Night” es verdaderamente terrible: difícil de navegar, carente de detalles y en general, más problemático que útil, lo cual puede terminar por frustrar —sí, nuevamente— a un jugador que esté dispuesto a usarlo todo el tiempo. De hecho, resulta absurdo el que las locaciones en interiores no salgan en el mapa (¡!), y el que ciertas fronteras entre zonas no se entiendan bien. Combinen todos estos problemas de navegación con todos los defectos técnicos anteriormente mencionados, y dudo mucho que la mayoría de jugadores se vayan a divertir con “Vigil: The Longest Night”, por más que el gameplay no esté del todo mal.

Visualmente, “Vigil: The Longest Night” termina siendo un juego notable, por más de que no corra particularmente bien en esta consola. El juego maneja una estética muy específica, llena de referencias al terror gótico y a las historias Lovecraftianas, llena de detalles en cada nivel, tanto en los fondos como en los personajes y los obstáculos con los que se encuentran. Elementos como la lluvia, las animaciones de Leila, y el diseño de los niveles ayudan a otorgarle una atmósfera muy específica, la cual estoy seguro luce hermosa en PC o en consolas de mayor poder… pero que sufre terriblemente en esta versión tan mal optimizada. No me canso de decirlo: estoy seguro que “Vigil: The Longest Night” es un título muy recomendable, pero no en el estado en el que ha llegado al sistema más reciente de Nintendo.

No hay mucho más que pueda escribir sobre “Vigil: The Longest Night”. Lo que tenemos acá es un Metroidvania retador y por momentos ligeramente aterrador, con sólido gameplay y gráficas ambiciosas y llenas de estilo. Se trata de un juego que en cualquiera otro contexto recomendaría sin duda alguna, pero que es arruinado gracias al pésimo trabajo de porting que se ha realizado para que llegue a la Nintendo Switch. Lleno de glitches gráficos, crashes, save points que aparentemente están de adorno, lags en los controles, y pantallas de carga absurdamente largas, “Vigil: The Longest Night” es uno de los juegos peor optimizados que jamás haya probado en la Switch. Espero que logren arreglar la mayoría de estos problemas con patches en el futuro cercano —de lo contrario, no le irá muy bien a esta nueva propuesta en la eShop de la Switch. Una verdadera pena (y desperdicio).

Este análisis fue realizado con un código de descarga para la eShop de Nintendo Switch brindado por Another Indie Studio.



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