Pokémon Diamante y Perla: Una realidad converge

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La tercera generación terminó dejándonos con un sabor amargo en el paladar. Pasaron alrededor de 5 años para que los juegos principales de la cuarta generación lleguen a nosotros ofreciéndonos una vivencia completamente distinta. Claro, el cambio generacional de consolas implicaba una manera distinta de concebir y plasmar un juego. Pasamos de la Game Boy Advanced a la Nintendo DS. Se desarrolló una interfaz simple e interactiva, de tal manera que el jugador preste más atención a lo que está aconteciendo en la pantalla superior sin tener que preocuparse por las acciones que se tomen en la pantalla inferior. Pero, ¿estos detalles fueron suficientes para hacer de Pokémon Diamante y Perla juegos sobresalientes? ¿O cayeron en los mismos errores presentes en la generación anterior?

¡Pero que te estoy metiendo un rayo láser!

En estas nuevas entregas vuelven a presentarse las condiciones climáticas. Al igual que en la generación anterior, habrá zonas donde llueve, graniza o, incluso, se presenta una neblina bastante incómoda. Sin embargo, este no es el único recurso ambiental que vuelve, ya que regresan también el día y la noche. Bueno, no es que se hayan ido antes tampoco, sino que, esta vez, sus efectos se ven de manera explícita en el juego. Este componente mecánico no solo funciona como un mero recurso decorativo: podremos encontrar ciertos Pokémon en momentos específicos del día y, además, determinados compañeros solo evolucionarán dependiendo de la hora en la que estamos jugando. Por ejemplo, Riolu evoluciona cuando su nivel de amistad sea alto y cuando nos encontremos en el día (o sea, en las mañanitas); de la misma manera, Sneasel va a evolucionar mientras suba de nivel en la noche con el objeto Garra Afilada.

Ya que estamos hablando de métodos evolutivos, uno de los temas centrales de esta generación es la evolución Pokémon; no por nada, el profesor Serbal se especializa en la investigación de este tema. Por lo tanto, no sorprendería el hecho de haber agregado nuevas maneras (un tanto curiosas) de llevar a cabo el proceso evolutivo. El fuerte campo magnético producido en el interior del Monte Corona permite tanto a Nosepass como a Magneton ganar atributos beneficiosos, lo que les permite evolucionar en Probopass y Magnezone. Otro caso evolutivo es el de evolución por movimiento: Mime Jr. es una suerte de pequeño payaso en entrenamiento y solo va a poder evolucionar en Mr. Mime cuando haya aprendido el movimiento Mimético. Por último, se encuentra la evolución por género como es el caso de Combee, en el que solo las hembras están facultadas a evolucionar en Vespiquen (una analogía bastante simpática a las abejas reina).

Al parecer, ocurrió un milagro y los desarrolladores escucharon nuestras plegarias, porque la implementación de las MO’s (o Máquinas Ocultas para la gente de cultura) es mucho mejor que en las entregas pasadas. Es verdad que al inicio el uso de movimientos como Corte o Golpe Roca son casi indispensables (acceder a una torre del Equipo Galaxia o atravesar una sección del Monte Corona); sin embargo, ya pasada un poco más de la mitad de la aventura, estos movimientos solo se limitan a ser componentes de acceso a atajos o recompensas (como MT’s). De esta manera, solo deberíamos preocuparnos por aprender a lo mucho 4 de estos movimientos. Esto resulta increíble, ya que el proceso tortuoso de ver qué movimiento se va ahora es menos doloroso. Debo de recalcar algo de suma importancia antes de continuar; sin lugar a duda, la mejor mecánica implementada en esta generación es la de poder correr en los edificios. Espero que la gracia de Arceus caiga sobre la persona a la que se le ocurrió tal maravillosa idea. Fin del aviso parroquial.

La división que se realizó entre los ataques físicos y especiales también significó un cambio sustancial al momento de determinar qué ataques calzan con qué Pokémon. A ver, a ver, estoy plenamente consciente que ya se diferenciaban estos 2 tipos de ataques en las generaciones previas: no por nada en las estadísticas ya había rubros que representaban la resistencia al daño físico y al daño especial; sin embargo, la manera de distinguirlos dependía del tipo del ataque y no por la manera cómo se realizaba este. Me explico: todos los ataques de tipo piedra, fantasma y normal eran físicos hasta la tercera generación, mientras que los ataques de agua, dragón y siniestro eran especiales. Pero, ya se estarán preguntando, ¿y esa disposición en qué afecta? No se preocupen que ejemplos hay muchos (pero como yo soy un vago solo explicaré uno). Veamos a Gyarados; es considerado como una máquina asesina y la fantasía de cualquier entrenador para tenerlo en su equipo, pero, si comparamos sus estadísticas con los ataques que aprende hasta la tercera generación, ¿qué es lo que podemos notar? Este toro mecánico resalta en su ataque físico, mientras que su ataque especial no es tan sobresaliente. A pesar de esto, Gyarados aprende únicamente ataques especiales (Mordisco, Ciclón e Hidrobomba) y no es hasta el nivel 55 (tercera generación) que aprende Hiperrayo (considerado como físico en ese entonces). En pocas palabras, nos ofrecen una máquina de destrucción masiva la cual solo podemos usar a su mínimo de potencial. No sé ustedes, pero, para mí, esta es una forma descarada de nerfear a un Pokémon como Gyarados si consideramos su pasado. Pobre Magikarp, inútil de inicio a fin. Es por ello que la distinción realizada a partir de la cuarta generación representa un cambio bastante importante al diferenciar los tipos de ataque por si estos son de contacto o de lanzamiento. Ahora, nuestro amigo culebro marino podrá aprender Acua Cola y Colmillo Hielo, y aprovechar su altísima estadística física. Claro, que ahora Hiperrayo ya no hará tanto daño como antes: perfectamente equilibrado, como todo debe ser.

Alba y Ocaso (suena música de Linkin Park)

Un detalle curioso se añadió al momento de implementar la Pokédex regional de Sinnoh y es que se decidió programar a 151 Pokémon de base. 150 de estos eran ubicables sencillamente a lo largo de la aventura: a través de batallas, encuentros salvajes o intercambios. El número 151 se encontraba de una manera algo particular y es que lo podías agregar a tu entrada de la Pokédex solo si participabas en algún evento oficial o por Pokémon Ranger, en donde podías obtener un huevo de Manaphy. ¿Esta situación no les resulta familiar? ¿No? ¿Qué hacen aquí entonces? Bueno, bueno, no habría de sorprendernos esta referencia a la primera generación; si analizamos un poco más a fondo el juego, podremos notar que Diamante y Perla rinden tributo y referencian a las generaciones previas en varias ocasiones.

Si en Pokémon Oro y Plata veíamos un contraste entre 2 culturas distintas representadas por Kanto, donde prevalece el desarrollo científico, y Johto, donde se prioriza la preservación cultural, en esta cuarta generación, vemos una coexistencia entre ambas facetas en la misma región de Sinnoh. Pueblo Aromaflor se ubica en medio de un prado de flores y no muy lejos se encuentra el valle eólico; Ciudad Corazón alberga tanto a una casa que representa la espiritualidad como la Catedral y otra que es símbolo de la belleza y vanidad como el Auditorio Pokémon; Ciudad Rocavelo es el centro del consumo y la opulencia donde se irguen el centro comercial, el casino y el edificio del Equipo Galaxia al lado de unos meteoritos que esconden un misterio detrás de ellos. Casi todas las ciudades muestran este parangón entre lo arcano y lo tecnocientíco casi representando un nexo entre el pasado y futuro, un vínculo entre 2 dimensiones distintas que coexisten en un mismo espacio.

Existe un pueblo que al parecer decide arraigarse aún a su tradición: Pueblo Caelestis. Este es descrito como un pequeño pueblo que preserva la historia de Sinnoh y sus antiguas maneras de vivir. Este es también la cuna de la campeona regional, Cintia. Ella es una formidable entrenadora, que desborda una pasión por comprender la mitología regional, con la que nos vamos a topar varias veces en el transcurso de nuestro viaje. Levanta curiosidad el origen de su nombre; Cintia proviene del griego Kynthía que se refiere a la procedencia del monte Cynthus en la isla Delos; este es un epíteto que suele acompañar a la diosa Selene, quien es la diosa de la Luna. Sagazmente, nos podemos percatar que en Cintia yace una imagen subyacente de la Luna, la cual veremos su contraparte más adelante. De la campeona de la liga se ramifican otras cabezas que ven su representación en la élite y los líderes de gimnasio. Estos participan más a menudo en esta historia: una relación parental entre Roco y Acerón; una de alumno y maestro con Brega y Mananti; Lectro y la incertidumbre de seguir siendo un líder de gimnasio y el empeño de su compañero Fausto por intentar convencerlo de no claudicar. Todo esto se agradece, porque notamos que estos individuos también son “humanos” entablando relaciones con otras personas y preocupándose por cómo están más allá de la imagen de líderes inamovibles que nos esbozaban en las generaciones previas.

La presencia de un bien protector nace de la necesidad de defendernos de un mal inminente. En estas entregas, el Equipo Galaxia nos estará atormentando constantemente y, a pesar de que son como una suerte de equipo Magma y Aqua más grandes y unificados, es justificable hasta cierto punto su accionar y su ignorancia de lo que buscan conseguir. Este grupo (a diferencia de sus predecesores) sí lleva a cabo mejor su labor: se los ve investigando diferentes zonas, como el valle eólico o el edificio de ciudad Vetusta, para ver cómo deben operar y casi siempre logran salirse con las suyas. Solo hay que recordar que, varias veces en las que nosotros intentamos detener sus planes, ellos ya consiguieron su objetivo: la explosión causada en el pantano de ciudad Pradera o la captura de las 3 entidades míticas que reposaban en los distintos lagos. Además, varios de los enfrentamientos con los comandantes de esta organización resultan complicados, ya que poseen un equipo bastante poderoso considerando el momento de la aventura en la que nos encontramos. Algo “negativo” que encontré es que hubo un punto de inflexión en la historia que no entendí cómo de pasar a capturar Clefairys fueron a capturar seres ancestrales como Uxie, Mesprit o Azelf. Más que negativo, me pareció algo bastante cómico. Y es divertido también ver cómo casi al final de nuestros enfrentamientos con este equipo se va notando la ignorancia y el desasosiego en los propios miembros del Equipo Galaxia solo que, esta vez, no los puedo juzgar si consideramos al jefe que los dirige.

Vemos la figura de Helio como cabeza que lidera la organización; alguien bastante reservado que no muestra de manera obvia sus verdaderas intenciones o, bueno, al menos sus subordinados no se encuentran al tanto de ellas. Del latín, Helios significa Sol y se ve como directa contraparte de Cintia que, como ya había explicado antes, su nombre guarda relación con la Luna. Ambos son líderes de bandos heterogéneos que difieren en la concepción de la vida y la manera cómo vivirla. Claro, Helio busca crear un mundo donde las emociones no existan, ya que él asegura que son la fuente de todos los males en el mundo y que, con su erradicación, cesarían los conflictos entre los individuos. En este nuevo mundo, él renacería como un nuevo Dios (o un nuevo Sol) que se encargaría de controlar la existencia de los seres vivos. Este anhelo lo lleva a buscar el control de los legendarios Palkia o Dialga y termina con un exilio autoimpuesto ante la inminente derrota frente a nosotros.

La madurez nos llega a todos

En una generación donde se implementaron una gran suma de evoluciones de Pokémon de generaciones pasadas, no pasma el hecho de que uno de los temas centrales de esta sea el de la evolución Pokémon, cuyo mayor exponente en el área es el profesor Serbal (como ya mencioné previamente). En un momento plantea una cuestión que vale la pena prestarle un poco de atención:

“Pokémon que evolucionan y aquellos que no… ¿Qué los diferencia los unos de los otros? ¿Acaso aquellos que son inmaduros como seres vivos evolucionan a unos más maduros? Si ese es el caso, ¿qué sucede con los Pokémon legendarios que no evolucionan? ¿Debemos de asumir que estos son criaturas completas?”

El profesor realiza un análisis introspectivo sobre el propio asunto de la evolución y su relación con la madurez que se logra a partir de esta. En estas entregas, donde se nos muestra que, al parecer, varios de los Pokémon que ya conocíamos no necesariamente habían logrado desarrollarse por completo, debido a que no se daban las condiciones necesarias para ello, el mismo mapa geográfico de Sinnoh se presta para habilitar esta oportunidad. Este discurso no solo se reduce a uno que nos muestra la existencia Pokémon, sino que también, la existencia humana. En una sociedad donde se nos presenta un contraste entre una realidad anacrónica y una que se encuentra en constante desarrollo, es posible ver este proceso del cambio (llámese “evolución”) y establecer esta noción de crecimiento mediante un proceso incesante de progreso. Por lo tanto, esta hipótesis formulada por el profesor Serbal es una que se expande tanto a un aspecto Pokémon como a uno humano. De maneras bastante sutiles, nos brindan una base narrativa brillantemente relatada, casi imperceptible. Esto es algo que no veíamos desarrollarse en generaciones previas (especialmente en la tercera, ya que tenía un componente temático realmente desarrollable) y un detalle que le agrega valor a la obra.

BUENO, cambiando radicalmente el tono de lo que viene siendo esta presentación: Barry. Para serles sinceros, creo que Barry es el primer rival después de tiempo que realmente logra infundir miedo y pavor en mi persona (no solo en la mía, estoy seguro que también en las de ustedes). A pesar de ser un entrenador un poco gritón y fastidioso, él logra imponerse con un equipo que pone la piel de gallina. Desde un inicio, nos sorprende con enfrentamientos inesperados y, mientras más avanzamos en la trama, su equipo se desarrolla de manera monstruosa. En nuestro último combate, nos topamos con un robusto Heracross, un inmutable Snorlax, un Staraptor veloz y otros 3 Pokémon feroces que dependen de nuestra elección al inicio de la aventura. Sin lugar a duda, en cuestión de dificultad, Barry es uno de los oponentes que representan un gran desafío en combate y que, lamentablemente, se pierde esta esencia a favor de una experiencia más digerible en generaciones venideras (a partir de la sexta generación).

Más allá de las expectativas

Antes de comenzar con el proceso de investigación para este ensayo, yo no veía a la cuarta generación como una sobresaliente. Me parecía una más del montón y comparable con la tercera generación, debido al bando enemigo que no sabía ni dónde estaba parado. Sin embargo, una vez iniciada una nueva partida para poder diseccionar estas entregas, me topé con la gran sorpresa de que estas ofrecen más de lo que yo había imaginado. Tal vez esta preconcepción se encontraba determinada por la experiencia que yo viví hace unos años, pero, claro, no soy el mismo de ese entonces. Es cierto que, aún así, me hubiese gustado ver cómo desarrollaban más la historia, porque se encuentran presentes los regentes del tiempo y el espacio (dioses en esencia). A lo mejor, una experiencia que abarque mejor a estas entidades hubiese hecho a esta obra la mejor de toda la saga. A pesar de esto, Pokémon Diamante y Perla logran sobresalir respecto a sus entregas antecesoras.

Quedan impregnados en la memoria momentos como la aparición de los legendarios insignia en la Columna Lanza, la aparición del trío de los lagos para ayudarte en este clímax de la historia, el enfrentamiento contra Helio y la batalla final en la liga contra Cintia y su equipo aberrante, en el que cada uno de sus Pokémon logran generar terror en el jugador. La experiencia narrativa y nuestros varios enfrentamientos a lo largo de la aventura se combinan y ofrecen una experiencia maravillosamente implementada de manera brillante con una dificultad idónea. Experiencias así se agradecen y es por ello que la cuarta generación es un imprescindible para cualquier persona aficionada a esta saga.



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