Maneater – Nintendo Switch (Análisis)

55

Maneater

$39.99
8.1

Gráficas

8.0/10

Sonido

8.5/10

Gameplay

8.0/10

Controles

8.5/10

Performance

7.5/10

Pros

  • Una gran experiencia tipo arcade
  • Sangriento y violento
  • No se toma en serio a sí mismo
  • Controles responden bien
  • Elementos ligeros tipo RPG

Cons

  • Se ve algo borroso en el modo portátil
  • La cámara no siempre es la mejor

Les demoró un poco, pero la gente de Tripwire Interactive por fin se animó a sacar “Maneater” para la Nintendo Switch. Y a pesar de que ya lo jugué en mi Xbox One —lo puedo mencionar… ¿no? Total, Microsoft y Nintendo son amiguitos—, igual tenía ganas de probarlo en mi consola semi portátil. ¿Qué tal quedaría este juego en un sistema considerablemente menos potente? ¿Harían un buen trabajo con el port? ¿Y terminaría siendo igual de absurdo y entretenido, por más de que no sea un juego para cualquier jugador? Considerando que no todos los ports para esta consola han funcionado bien, realmente no había forma de saber qué tal terminaría siendo, hasta jugarlo.

Felizmente, el resultado es, en términos generales, positivo. No, “Maneater” para la Nintendo Switch no luce igual de bien que sus contrapartes para consolas más poderosas, pero nunca iba a hacerlo. Más bien, lo que logra hacer es mantener la misma sensación de poder que le otorga a uno el poder controlar a una máquina de matar en el agua —puede que las gráficas sean menos detalladas, pero igual lucen muy bien para estándares de la Switch. Pero más importante: “Maneater” sigue siendo igual de ridículo y divertido, entregándonos una propuesta que no sacrifica nada demasiado importante para poder correr sin problemas en la más reciente consola de la Gran N. Y por supuesto, la mayor ventaja ahora es que puedes llevar este juego a todas partes (con tal de que estés usando tu mascarilla, claro está).

Lo crean o no, “Maneater” cuenta con una historia… y es tan absurda como se imaginarían. De hecho, hace un excelente trabajo a la hora de otorgarle un tono bastante ridículo al juego; “Maneater” no es un título que se tome demasiado en serio a sí mismo, y por ende, uno tampoco debería hacerlo. Es más “Jaws: The Revenge” que “Tiburón” de Steven Spielberg. Pero bueno; resulta que hay un tipejo llamado Scaly Pete que vive en el bayou; está obsesionado con los tiburones, interesado en matar a todos los que pueda. De hecho, es al inicio del juego que captura a la madre del tiburón que uno controla, matándola, y extrayendo a un bebé tiburón. Siendo el desgraciado que es, lo marca con su cuchilla y lo tira a los pantanos, sin antes ser mordido por la criatura, quien logra arrancarle una de sus manos. Bien hecho.

El principal “chiste” de “Maneater”, al menos a nivel narrativo, es que Pete está siendo seguido por un equipo de grabación, que trabaja para una serie de televisión interesada en la vida de este conocido mata-tiburones. Esto le permite al juego, además, tener al comiquísimo Chris Parnell (famoso más que nada gracias a “Saturday Night Live”) como narrador en off, quien contribuye con toda suerte de comentarios sarcásticos, muchos de ellos dedicados a demoler la cuarta pared. Nuevamente: “Maneater” no se toma para nada en serio a sí mismo, por más que uno esté controlando a un tiburón con sed de venganza. Como el mismo Parnell dice al inicio de la historia: una actitud tan aleatoriamente violenta no es común en tiburones de este tipo.

Pero el protagonista de “Maneater” no es cualquier tiburón, pues.

“Maneater” se desarrolla como una suerte de juego de aventuras y acción de mundo abierto, el gran diferencial siendo que todo se lleva a cabo en el agua… bueno, casi todo. Si uno encuentra alguna presa en la orilla del mar, río o pantano, puede llevar al buen tiburón fuera del agua, ya que este cuenta con una barra de oxígeno a la inversa, que indica cuánto tiempo puede sobrevivir fuera del líquido elemento. Adicionalmente, uno puede atacar botes, barcos, gente, peces, orcas, otros tiburones… en fin, todo lo que sea mordible, puede ser mordido por el tiburón, lo cual convierte a “Maneater” en uno de los juegos más sangrientos que jamás haya probado. Por ejemplo, la primera misión del juego —que se lleva a cabo en el prólogo— consiste en matar a 10 personas en una playa, y luego deshacerse de los compañeros de Pete. ¿Esperaban algo distinto?

A nivel de controles, “Maneater” es bastante satisfactorio. Uno puede bucear por el agua, lógicamente, pero también ir por encima de la superficie, como para ir ubicando bien a sus presas. Evidentemente el botón que uno terminará usando más es el ZR, ya que con eso se muerde —uno puede presionarlo repetidamente para morder y morder y matar a su víctima, o también combinarlo con L para lanzarla si es que simplemente se quiere deshacer de ella. El tiburón, además, puede saltar, nadar más rápido, e interactuar con ciertos elementos bajo el agua para poder seguir avanzando. Es bien sencillo y bien de arcade, pero funciona sin mayores problemas.

No obstante, hay que admitir que la cámara no es siempre la mejor. Y que el sistema de camera focus, en el que uno se concentra en un enemigo en específico para atacarlo, podría funcionar mejor. Cuando las cosas se ponen caóticas en “Maneater” se ponen realmente caóticas, lo cual puede resultar en momentos ligeramente injustos. Felizmente —y como es lógico— cada vez que uno se traga a un ser vivo, recupera un poco de vida, por lo que las víctimas del tiburón cumplen un rol muy concreto en el juego. Morir, por ende, resulta un poco difícil, a menos, claro, que uno se encuentre con enemigos particularmente fieros u objetivos innecesariamente complejos (que los hay, pero son pocos).

Felizmente, “Maneater” cuenta con algunos elementos de RPG — súper ligeros, por supuesto— que le permiten a uno ir haciéndese más fuerte. El tiburón va subiendo de nivel, lo cual lo hace crecer. Además, el juego cuenta con evoluciones —no, no son como las de “Pokémon”—, lo cual le permite a uno ir mejorando varias de las características y partes corporales de la criatura —desde su mandíbula (ja), hasta sus dientes, cabeza, cuerpo, aletas, y más. Lo mismo pasa con los órganos, y vale la pena decir que las evoluciones también pueden ir subiendo de nivel, lo cual, al menos hacia el final del juego, hace que el tiburón se haga increíblemente poderoso (casi como los de “Deep Blue Sea”). No, “Maneater” no es un juego realista, pero nunca quizo serlo; se trata, más bien, de una suerte de fantasía exagerada, que ayudará a mucha gente a cumplir su sueño (¿?) de ser un depredador marino prácticamente invencible (¡ni los caza-recompensas pueden con él!).

A nivel técnico, “Maneater” no está del todo mal. Como se mencionó líneas arriba, evidentemente se nota una diferencia en comparación a las otras versiones, pero no es que el juego corra paupérrimamente, ni mucho menos. Es cierto que comienza de manera poco prometedora —por alguna razón, el logo de Tripwire corre como a 10 cuadros por segundo—, pero felizmente el juego en sí hace uso de texturas detalladas, poco pop-in, y para mi sorpresa, pantallas de carga con duraciones decentes. Sí, el trabajo de sombras podría ser mejor, y sí, es algo borroso en el modo portátil de la Switch, como suele pasar con varios juegos, pero en términos generales, la gente de Tripwire ha hecho un buen trabajo a la hora de portear “Maneater” a esta consola. ¡Y lo mejor es que ahora podemos llevarlo a donde queramos! (Sí, incluso a la playa).

“Maneater” es un juego que no debe ser tomado demasiado en serio —una suerte de “Grand Theft Auto” marino, en donde los humanos y los vehículos son reemplazados por un tiburón que cuenta con un sistema de upgrades, y que puede ir convirtiéndose en una máquina de matar cada vez más letal. Todos los NPCs son agresivos, la mayoría de humanos son bastante idiotas, las misiones se parecen un poco entre sí, y las cantidades industriales de sangre hacen que “Mortal Kombat” parezca “Pokken Tournament” —es pocas palabras, es todo lo que uno debería esperar de un juego tipo arcade protagonizado por un tiburón asesino. El hecho de que “Maneater” haya sido bien porteado a la Switch es la cereza encima del pastel —un pastel lleno de sangre, restos de peces muertos, y un sentido del humor bastante ridículo. ¡Denme más!

Este análisis fue realizado con un código de descarga para la eShop de Nintendo Switch brindado por Tripwire Interactive.



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