Faeria – Análisis (Nintendo Switch)

Tengo que confesar, que debo haber pasado miles de horas jugando juegos de cartas, tanto físicos como digitales. Probablemente, los que hayan llamado más mi atención en los últimos años serían los siguientes: Gwent, Hearthstone, Elder Scrolls Legends, etc.

Lo que trato de exponer es que es un género bastante explotado.

A pesar de existir bastante competencia, la mayoría de estos lanzamientos comparten ciertos sistemas, mecánicas y muchas veces hasta el estilo artístico. Sin embargo, los mayores exponentes mencionados siempre han logrado destacar con alguna diferencia relevante.

Definitivamente, el mayor éxito de los últimos años lo tuvo Hearthstone. Este título obtuvo el mayor éxito y destaco por sobre todos los juegos del género, lo cual también trajo una serie de lanzamientos que quisieron copiar y/o emular ciertas características para lograr el mismo resultado; sin embargo, ese fue el error. Muy pocos intentaron crear algo nuevo para lograr un juego único y librarse de la comparación, al menos satisfactoriamente.

Faeria es un juego que no se siente absolutamente nada parecido a Hearthstone ni a ningún otro juego del género.

En primer lugar, Faeria cuenta con un sistema y mecánicas de juego muy particulares que requieren un mayor nivel de estrategia que otros juegos de cartas.

El juego, aparentemente se presenta de una forma simple: te enfrentas a tu oponente utilizando una gran variedad de cartas con diferentes efectos, tratando de disminuir sus puntos vitales a cero. Sin embargo, esto no va a ser tan simple y es en este punto en el que Faeria destaca completamente en el género: el tablero sobre el que juegas tus cartas se altera durante el transcurso del juego.

Esto quiere decir, que, a diferencia de otros juegos de cartas, el tablero no es solo un aspecto cosmético; mas bien, cumple un rol fundamental en la estrategia que tendremos que elaborar para eliminar a nuestro oponente.

Este tablero se presenta como un campo hexagonal de agua, básicamente un océano. Aquí tendremos que ubicar terrenos específicos en los cuales podremos jugar nuestras cartas, al menos la mayoría de las veces.

Cada turno, tendremos la posibilidad de poner una o dos piezas de terreno en el tablero para poder ubicar nuestras cartas de criaturas. Tendremos los terrenos normales y los terrenos especiales que son de cuatro tipos: bosque, desierto, agua y montañas. Si estás familiarizado con Magic: The Gathering, recordarás que existían diferentes criaturas que requerían cierto tipo de terrenos para poder jugarlas, y me atrevo a decir que Faeria mejoró y perfeccionó este concepto.

Algunas cartas requerirán que tengamos los terrenos específicos para poder jugarlas, otras simplemente se podrán jugar en cualquiera de los que poseamos.

Asimismo, necesitaremos un recurso llamado Faeria para poder jugar estas cartas. Conseguiremos tres Faerias por turno, con la oportunidad de acumularlas si es que no las usamos. También, podremos conseguir más Faeria dentro del tablero mismo (ubicando una criatura al costado de una de las 4 fuentes que encontraremos en el tablero).

Es así, como cada turno iremos creando y construyendo el tablero mientras jugamos. Esto es lo que añade un nivel de complejidad al juego que no hemos visto en muchas otras entregas y que, en definitiva, divierte y funciona muy bien.

Definitivamente, debemos mencionar que las cartas y las posibilidades de armar decks funcionan excepcionalmente con esta mecánica, ya que podremos lograr sinergias entre cartas individuales de diversos tipos y para diferentes estilos de juego. Esto se logra gracias a la gran cantidad de efectos y habilidades de las mismas cartas.

En Faeria tenemos la posibilidad de escoger cual va a ser nuestra estrategia en todo momento. Cada turno podremos elegir entre agregar dos terrenos normales al tablero o uno especial; sin embargo, conforme la partida va avanzando, agregar terrenos ya no es tan importante como tener mas cartas o aún más Faeria. El juego también nos da la opción de no agregar ningún terreno y robar una carta extra o recibir un Faeria adicional. Recordemos que, si no utilizamos toda nuestra Faeria, esta seguirá disponible turno tras turno hasta que la gastemos, es decir, se acumula.

En cuanto al multiplayer, Faeria ofrece lo clásico: competitivo, casual y contra la I.A. Sin embargo, también tenemos la posibilidad de jugar en modos de un solo jugador y/o cooperativos. Eso si, necesitamos una conexión estable a internet en todo momento.

Una vez que culminemos el tutorial, se nos habilitará el modo aventura, el cual nos presenta una serie de misiones que podremos jugar en solitario. Así, aprenderemos los sistemas y mecánicas del juego, como también iremos ganando cartas para poder armar nuestros decks y probar suerte luego en los modos online.

Faeria nos ofrece un modo campaña completo, con jefes finales, puzles, modo draft, etc. En total hay bastante contenido para poder prepararse antes de jugar online; o si simplemente preferimos jugar solos contra la I.A.

Sin lugar a dudas, uno de los aspectos más importantes de los juegos de cartas es su economía y la posibilidad de conseguir más cartas.

Faeria logra abastecernos, muy generosamente, con cartas cada vez que logramos algo en el juego, especialmente al comienzo. Definitivamente, estas recompensas ya no serán tan recurrentes cuando logremos una mayor experiencia y subamos de niveles.

Sin embargo, Faeria nos permite comprar cartas y algunos ítems cosméticos con dinero real si así lo deseamos, aunque no se siente como algo forzado ni necesario.

En conclusión, Faeria es un juego de cartas sólido, con bastante balance y único en el mercado. Logra destacarse y diferenciarse de sus competidores, a pesar de ser un género muy explotado.

Cuenta con una variedad decente de cartas, muchos modos de juego, una economía balanceada y mecánicas inigualables. Posiblemente sea uno de los mejores juegos del género.

Este análisis fue realizado con un código de descarga de Nintendo Switch brindado por Abrakam.

---

---