Witcheye – Nintendo Switch – Análisis

No todos los juegos tienen que tener unas gráficas detallistas, que copien o traten de copiar fielmente a la realidad; o unas mecánicas mixtas e intrincadas con las cuales te pases horas entendiéndolas, para quedar enamorado de él. Justamente uno de esos juegos es Witcheye, un título indie dentro del género de aventura, plataformas y arcade, que a muchos lectores con más de dos cifras en su nivel les haga recordar las aventuras vividas en la GBC/GBA. Lo positivo de ello es que no solamente es un golpe a la nostalgia, sino que sustenta su brillo en otros puntos, que, gustoso, les paso a exponer.

HISTORIA

No todas las brujas son malas, pues algunas solamente buscan el conocimiento, nada más. Pero, hay que recordar siempre que hay personas que la envidia les puede más, y causar daño es su fascinación. Tal es el caso de esta historia, una historia en la cual un mago mentiroso logra convencer a un caballero medieval en busca de gloria, que robe todos los tesoros acumulados a una bruja “muy malvada”. Tal es la osadía del caballero que logra su cometido, y justo antes de salir, la pequeña e inocente bruja se da cuenta. Es de esta forma en cómo ella, llena de furia y con sed de venganza, se transforma en un globo ocular volador y va en búsqueda de todos sus tesoros perdidos.

JUGABILIDAD

En el juego vas a tomar la forma de un ojo, por lo que tus posibilidades de acción no serán muchas. Básicamente será una: chocar todos los enemigos en sus partes desprotegidas y de esa forma, acabarlos. Esto crea un sencilla mecánica de juego, pero no por eso será fácil de poder manejar. Esta mecánica la llamo “mecánica de ping-pong”.
Pasa que, como en el ping-pong, tu controlas al ojo como si fuera la pelota, haciéndola que rebote en cualquier dirección. Este rebote naturalmente se dará en cualquier superficie, pero también lo hará a tu orden, como si una paleta invisible lo empujara en la dirección que tu quisieras. Ello se da por dos formas: el Joystick izquierdo o de manera táctil, presionando y direccionando desde la misma pantalla con tu dedo.
Difiere ligeramente con el pin-pong real en que tienes la posibilidad de detener la pelota en cualquier momento, cosa que hace las diversas situaciones presentes un poco más llevaderas, pero como dije antes, suena fácil, mas en la práctica requerirás de más que un par de minutos para salirte con la tuya.

Una vez que le hayas cogido el truco a la movilización de tu globo ocular en medio del mapa vendrán unos retos algo mayores: los enemigos y las innumerables trampas.
En lo que respecta a la trampas, pues las hay de todos los tipos y formas. Desde unas clásicas púas en medio de las paredes, hasta bolas de fuego saltarinas o enredaderas venenosas en más de una plataforma.
Por otro lado, tenemos a los enemigos. Hay una variedad tal que me sorprende hasta que puntos puede llegar la imaginación humana, tomando solamente como base lo ya existente. No hablo de criaturas irreales o muy fantasiosas, sino de tiernas arañas, pequeñas bolas escupe fuego apachurrables, serpientes de roca que intentan ser malas pero que más dan risa… Hay simplemente una variedad de ellos, y con una gran cantidad de ataques cada uno que simplemente te embelesarán el verlos querer aniquilarte.

No puedo dejar de lado su apartado de dificultad, secretos y rejugabilidad. Estos tres van de la mano, aunque no lo creas. Pasa que para poder terminar completamente un nivel, habrás de encontrar diversas gemas, gemas que estarán bien escondidas y tendrás que probar por muchos lados dentro del mapa hasta hallarlas. Esto ya de por sí es difícil, pero si lo que buscas es un reto mayor, pues ahí entra a tallar el tema de la rejugabilidad. Comenzarás con solamente un solo nivel de dificultad, pero una vez que lo acabes, tendrás acceso a nuevos niveles, niveles en dónde tu vida será menor, los enemigos más fuertes, y encima con otros ataques. Toda una mezcla que será parte de la diversión y el reto que, te aseguro, te divertirá.

ASPECTOS AUDIOVISUALES

El aspecto gráfico del título es realmente hermoso. Ello lo digo no solamente por el ambiente que te rodea, a pesar de tener la limitante de solamente poder ser visto en 2D, sino también por el hecho de poder interactuar con el mismo por rebotes y ver los efectos que, en algunos de ellos, se nota.
Además, cada uno de ellos (los más de 50 que hay en el juego) son totalmente distintos, no se repiten y dejan claro cada uno de los ambientes en los cuales habrás de sobrevivir. A ello hay que añadirle el gran arte de 16-bits que se puede apreciar en cada enemigo, en cada jefe, en cada animación de ataque y defensa. Sinceramente, fue recordar la vieja época de la GBC, pero con una mecánica de juego más pulida.

Su aspecto sonoro es algo que va a la par, y que (a modo personal por supuesto) supera por unas décimas al aspecto gráfico. Las melodías poseen claramente una inspiración retro, y a pesar de ello se sienten completamente originales. En cada efecto sonoro del enemigo, así como tus rebotes superficiales son una delicia de escuchar, y las variaciones de las melodías entre cada ambiente que logras superar, son por mucho, memorables.

UN MUY GRATO REGRESO A LOS JUEGOS DE ANTAÑO, CON UN TOQUE MODERNO QUE TE ENAMORARÁ

Como dije antes, me enamoré del juego. Pero que esto no engañe a los lectores para que crean que por ello habrá un sesgo en lo que os diga. Hay problema con su historia, ya que se siente muy corta. Aquí hay un punto de mejora ya que muchos plataformeros que no cuentan con una respetable, pero si lo contraponemos con su hermoso y detallado aspecto gráfico, lo memorable y atractivo de sus temas sonoros, además de una mecánica fresca y poco vista, pues lo hace un añadido casi obligatorio a tu lista de videojuegos de la Switch.

Este análisis fue realizado con un código de descarga para la eShop de Nintendo Switch brindado por Moon Kid.

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