Wallachia: Reign of Dracula – Nintendo Switch (Análisis)

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Wallachia: Reign of Dracula

$14.99
6.8

Gráficas

7.0/10

Sonido

9.0/10

Gameplay

5.0/10

Controles

6.0/10

Pros

  • Tiene la nostalgia de aquellos clásicos
  • Es un buen puente para conocer la cultura de Valaquia
  • No es una copia de Castlevania
  • Tiene una banda sonora impecable

Cons

  • Hay aspectos en la jugabilidad que se podrían trabajar más

*Juego en descuento a $11.99

Buscando en el diccionario, encontramos que Wallachia es, en rumano, Valaquia, el principado, valga la redundancia, de aquel país que constituyó parte de su historia desde la Edad Media hasta mediados del siglo XIX. Sin embargo, aquella palabra retumbo en mi corazón de cusqueño y la curiosidad me llevó a encontrar que “walla”, en alguna variante de quechua, significa “guerrero” o “guerrera”, algo que, lejos que sea casualidad o no, cala en la descripción de este video juego.

Wallachia: Reign of Drácula, es un juego 2D de género “shooter”, aunque yo lo llamaría “shooter medieval”, que lleva la esencia de aquellos clásicos de la NES como la SNES y es un homenaje al realismo mágico de Valaquia, donde la historia de Vlad Drácula forma parte del inconsciente colectivo de los pobladores de aquellas tierras y que ha pasado de generaciones a generaciones, en palabras de Julio Cortázar, como un lenguaje que va más allá de las venas. Y así como las leyendas se hacen carne de diversas maneras, desde cuentos, trabajos de arte plástico o arte cinematográfico, por supuesto, no podía estar ajeno el mundo de los video juegos.

La historia de Wallachia toma como protagonista a Elcin Floarea quien tiene como tarea derrotar a Vlad Drácula para no solo liberar a las tierras de su tiranía, sino también vengar la muerte de su padre y rescatar a su prisionero hermano; encontramos entonces un interesante sincretismo donde un personaje creado, o nacido, en el mundo de los videojuegos se desplaza en un contexto que forma de la historia y la mitología de un punto geográfico tangible; podemos decir que la brecha entre los video juegos y la cultura, en este caso, se difuma, creándose historia viva latente, que no solo es un homenaje al pasado, sino una celebración al presenta en la pantalla de nuestra Nintendo Switch.

Debo admitir que, al empezar este juego, se me vino el famoso Castlevania, y no he pecado en pensar aquello como primero impresión pues, como dice aquella canción de Pelo Madueño, en las almas de 80’s pensar en Drácula es pensar, casi de forma automática, en Castlevania. Pero no quiero quedarme en la comparación, pues considero que cada entrega tiene algo diferente; quizás, como diría José María Arguedas, son video juegos que han nacido del mismo grano de maíz, pero cada uno tiene algo diferente que le da ese aspecto único, impredecible y fascinante. Pero ahora me toca hablar de Wallachia y quiero sacar a luz aquellas particularidades como, en primer lugar, el aspecto gráfico y visual, donde podemos encontrar una paleta de colores que fluctúa entre lo perturbador y tierno, en escenarios que son al aire libre, donde podemos encontrar el rubor de un atardecer o el dulce sollozo de la lluvia, acompañado de rostros calavéricos o cuerpos empalados a montones. Siguiendo esta línea, hago una mención especial al “intro” de este video juego, donde la historia es contada a través de dibujos realizados con trabajo de manchas, en carboncillo o tiza color tierra sombra natural, que le dan ese toque especial a través de lo artesanal.

No quiero dejar de lado el aspecto musical, el cual considero como el caballo ganador de este video juego: simplemente fascinante. El ambiente que genera la música en Wallachia, me hace pensar en aquellos grupos de “Doom metal” que provienen del otro lado del charco, quizás de aquellas tierras escondidas como es Rumania. Wallachia tiene aquellas canciones que no dudaría en dejar que me acompañen mientras limpio la cocina o voy en carro manejando por una abrupta carretera.

Pero también es importante hablar de los puntos débiles, de por dónde cojea aquel videojuego y aquí quiero referirme a su jugabilidad que queda un poco limitada y, por ende, limita la experiencia de juego. No es que sea determinante, pero si influyente y es que para mí el hecho de no poder usar la espada mientras se avanza es un factor que le quita esa fluidez que pudo brindar una experiencia más aterciopelada a la fluidez en dicha jugabilidad. Por otro lado, y creo que esto sale del punto negativo, Wallachia exige, con justa razón, la adaptabilidad del jugador al ritmo del juego, así como a su manera de ejecutar los movimientos con el mando. Tarea necesaria e imprescindible tanto para Wallachia como para todos los videos juegos

Como conclusión, Wallachia es un juego que nos lleva a la nostalgia de aquellos clásicos en 2D, donde avanzar era nuestro objetivo y los enemigos estaban siempre al acecho, como puede pasar hoy en la vida real. También es una invitación a conocer parte del espíritu del poblador valaquiano, a través de algo tan interactivo como un videojuego y, personalmente, me produjo una sensación de intriga por saber qué video juegos podrían ser inspirados gracias al vasto imaginario colectivo del poblador peruano, sería un granito de arena para conocernos más: un puente entre los video juegos y las expresiones culturales, como un José María Arguedas jugando en su Nintendo Switch.

Este análisis fue realizado con un código de descarga para la eShop de Nintendo Switch brindado por No Gravity Games



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