Pokémon Oro y Plata: Continuando con el legado

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El legado que dejó la primera generación de Pokémon es innegable: sentó las bases de lo que sería una industria billonaria, debido al éxito de estas primeras entregas de la saga. Las mecánicas perfectamente implementadas fueron motivo de ovación por parte de aquellos que probaron esta experiencia. Los medios calificaron a este inicio como uno de los mejores RPG’s de la historia de los videojuegos. Con tanto clamor, era evidente que esta franquicia no podía terminar allí; por ello, el desarrollo de la segunda generación comenzó a maquinarse luego del éxito de la primera. Sin embargo, ¿cómo se podría mejorar un juego que se consideraba casi perfecto en su momento?

Pokémon Oro y Plata llegaron completamente recargados; superaron toda expectativa prevista sobre el éxito de su lanzamiento. Esto es completamente evidente: se cambiaron los sprites a unos más detallados, el juego se veía más colorido, se implementó una nueva mecánica de día y noche, y muchos más añadidos que lograron que la experiencia de las nuevas entregas superó a las primeras. Sin embargo, nos vamos a centrar en inspeccionar más a fondo las mecánicas claves y la nueva historia que son factores indispensables en la vivencia de esta segunda generación.

 

Papá Oro va a cuidar de ustedes

100 pokémones nuevos fueron agregados en esta generación y, con ellos, llegaron nuevas modalidades de juego, tanto dentro de las batallas como fuera. Uno de los nuevos agregados es la introducción de 2 nuevos tipos elementales: siniestro y acero. Si bien ya existían dos pokémones de la primera generación que daban a intuir que un tipo acero podría ser factible en las próximas generaciones (Magnemite y su evolución), ¿por qué se decidió introducirlo recién en la segunda generación? Y, ¿por qué agregar también un tipo siniestro? La respuesta es bastante sencilla: el tipo psíquico estaba totalmente fuera de serie. En los primeros juegos, no existía casi ningún Pokémon que pudiese hacerles frente de manera sencilla. Además, muchos de los que podían dar pelea, poseían un tipo secundario que los dejaba en desventaja (Venomoth y Beedrill, por ejemplo). Por este motivo, era necesario equilibrar un poco la balanza, de tal forma que sea posible contrarrestar a los pokémones de tipo psíquico. ¿La solución? Introducir a 2 tipos resistentes a estos movimientos. El acero aguanta cualquiera de sus ataques, mientras que el siniestro es invulnerable y, además, súper efectivo contra el psíquico.

Los tipos añadidos no son lo único fresco de esta nueva aventura, sino que se agregaron también nuevos métodos de evolución y crianza. Ahora existen algunos pokémones que evolucionan por nivel de amistad y varios de estos suelen ser compañeros bastantes útiles a lo largo de nuestra travesía. Por ejemplo, Eevee adquirió 2 nuevas evoluciones: Espeon y Umbreon. Umbreon posee estadísticas de defensa formidables, lo que lo convierte en un escudo férreo capaz de aguantar varios golpes del rival. Por otro lado, Espeon presenta altos niveles de ataque especial y velocidad que permiten acertar golpes fulminantes al oponente. ¿Cómo se puede conseguir cualquiera de estas 2 evoluciones? Te tienes que convertir en el mejor amigo de Eevee; esto se consigue al ganar batallas, al no perder ninguna, caminando con tu compañero y hasta cortándole el cabello. No obstante, el nivel de amistad no solo brinda nuevas evoluciones, sino que también influye en el desempeño de tu compañero en combate. Mientras más amigo seas de tu pokémon, este va a acertar mayor cantidad de golpes.

Otros de los nuevos añadidos son el Pokégear y los compartimientos de la maleta. El primero ofrece 3 funciones: teléfono, mapa y radio. Estas 2 últimas resultan ser útiles en uno o varios momentos de la aventura. La opción mapa funciona como un atajo a su acceso; en lugar de buscar el objeto en la mochila, se puede acceder rápidamente a este desde el dispositivo electrónico. La opción radio tal vez no sea tan útil al momento de jugar (como el teléfono); sin embargo, al momento de llegar a Kanto, nos encontraremos con un viejo conocido que está a la espera de que lo levantemos y es ahí cuando esta funcionalidad nos será indispensable para seguir avanzando. El segundo añadido sienta de maravilla si lo contrastamos con la engorrosa maleta de las primeras entregas. La organización de los objetos facilita su acceso y no genera que la búsqueda de estos sea tediosa.

 

Entre el desarrollo y la tradición

Existe una brecha generacional y cultural entre la región de Kanto y Johto. Este hecho resulta bastante evidente con una simple inspección al diseño de los pueblos, ciudades y habitantes. En la primera generación predominaban los discursos tecnológicos y de desarrollo científico: Giovanni buscaba avances en los métodos de captura Pokémon, Bill realizaba investigaciones sobre la teletransportación, nos topábamos con empresas como Silph S.A., entre otros aspectos. Por otro lado, en la segunda generación nos topamos con un ambiente aferrado a la tradición y a lo místico: los peleadores más respetados suelen estar representados por monjes, como los que se encuentran en la Torre Bellsprout, o por chicas que visten kimonos, como con las que nos topamos en el Teatro Danza de ciudad Iris; la arquitectura de algunos edificios son un reflejo de estructuras tradicionales japonesas (la torre Bellsprout guarda cierta remembranza con el templo Toji de Kioto). Este mambo místico ofrece una experiencia de juego fresca que se deslinda de las vivencias de las primeras entregas y muestran un contraste bellísimo de una cultura que se sienta en mantener sus costumbres y otra que se empeña en desarrollar nuevas tecnologías favorables para el ser humano.

Bueno, ya vimos lo nuevo que ofrece esta región, pero, ¿quién se va a interponer en nuestro camino? Pues… ¿el equipo Rocket ya no se había disuelto? Al parecer, con la caída de su líder, Giovanni, la banda criminal buscaba maneras para seguir subsistiendo y, además, colocaban todos sus esfuerzos para encontrar el paradero de su jefe perdido. Sin embargo, ellos ahora solo son una sombra de lo que solían ser antes y yo no representan ser el mismo problema. Es verdad que hay nuevas personalidades al mando, pero no tienen el mismo trasfondo y construcción de personaje como lo tuvo Giovanni en un principio. Si antes buscaban tomar una corporación para adquirir los nuevos desarrollos en captura de pokémones, ahora toman una estación de radio para pedirle a su antigua cabeza que vuelva. El declive del equipo Rocket es un hecho y ya no representan ser la misma amenaza que antes.

Ahora, hay que recordar que en estos juegos nuevos tenemos tanto la región de Johto como la de Kanto. Esto implica doble experiencia de juego, ¿verdad? Pues, lamentablemente no es así. Cuando visitamos Kanto, esta es una región casi vacía comparado al Kanto que conocimos antes: las islas Espuma yo no son accesibles, la zona safari se encuentra cerrada, no hay casi nada especial en esta visita a la región. El aspecto más destacable es sin duda la batalla contra Blue, nuestro rival anterior, al cual nos encontramos varias veces y cuya batalla de gimnasio es la más desafiante comparada con las anteriores. Es verdad que para lograr condensar ambas regiones en un solo cartucho se requirió de bastante esfuerzo técnico (incluyendo la mano de Satoru Iwata), pero esto no implica que la experiencia añadida sea igual de disfrutable que la que originalmente nos están ofreciendo. Lamentablemente, explorar Kanto es una experiencia casi vacía.

 

Andando entre las sendas del bien y el mal

Todo lo mencionado anteriormente son aspectos que contribuyen indiscutiblemente en la calidad del juego, pero, si se trata de brindar una conexión entre historia y gameplay de manera fenomenal, nuestro rival, Silver, es la clave fundamental del éxito de esta entrega y una muestra de cómo se pueden justificar las batallas con el desarrollo de un personaje dentro del juego. La primera vez que nos lo encontramos es a las afueras del laboratorio del profesor Elm para enterarnos más adelante que se robo uno de sus pokémones. En los primeros enfrentamientos contra él, observamos a un joven altanero y pedante; su única meta es ser el mejor entrenador utilizando a los pokémones más fuertes y despreciando todo vínculo con ellos y menospreciando a los más débiles. No es hasta que llega el momento en el que se tiene que enfrentar con un rival realmente poderoso, Lance, que comienza a reflexionar sobre la actitud que muestra a sus pokémones y las razones por las cuales no puede superarse.

Luego de dicha confrontación, observamos un cambio en su personalidad. Ahora, asimila mejor cada derrota y las respuestas ante estas ya no son de reproche hacia su equipo, sino que acepta la necesidad de seguir entrenando y fortaleciendo sus vínculos con sus compañeros para ser un mejor entrenador. Sus diálogos no son la única evidencia de dicho cambio: su equipo es un reflejo de este también. La única forma de conseguir un Alakazam y un Gengar es mediante intercambios; es decir, tuvo que entablar una relación con alguien que acepte cambiar a sus pokémones para poder evolucionarlos. La posesión de un Crobat es el ejemplo más importante, ya que para poder evolucionar a Golbat se requiere aumentar el nivel de amistad con el entrenador, lo que revela un acercamiento más íntimo entre Silver y su Pokémon. La evolución de este personaje le da un valor añadido a la travesía por Johto y es un ejemplo perfecto de cómo los combates pueden emplearse como herramienta potencial para generar un impacto real en el desarrollo de personajes.

 

Una aventura más que memorable

Pokémon Oro y Plata fueron más que unos dignos sucesores de Pokémon Rojo y Azul. Lograron mejorar las bases del juego e implementar mecánicas que hasta el día de hoy se mantienen. La historia que narra tal vez no sea perfecta (especialmente en la visita a Kanto), pero logra ser cautivadora y entretenida no solo para aquellos que jugaron la primera entrega, sino que también para los que se sumergen en esta saga con la segunda generación. Cada personaje del juego lleva la posta del legado: Silver carga con el peso de ser un mejor entrenador por motivos que se develarán más adelante, el equipo Rocket debe mantener su legado sin la presencia de su cabeza y nosotros debemos de continuar con el legado de ser el mejor entrenador Pokémon. Momentos memorables como el enfrentar a una nueva liga o como el combate emotivo e inquietante con el maestro Pokémon Rojo no hacen más que añadirle más puntos a esta nueva aventura. Así que más vale que desempolves esa Game Boy Color y le des una visita a uno de estos juegos que garantizan varias horas de diversión. El sueño de ser maestro Pokémon sigue en pie.



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