Paper Mario: The Thousand-Year Door (Nintendo Switch) – Segunda Opinión

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9.2
Papelito manda.
  • Casi inmejorable. 9.2

No es por nada, pero me está gustando esto de que Nintendo esté sacando remakes de juegos de GameCube para la Switch, primero con “Metroid Prime”, y ahora con “Paper Mario: The Thousand-Year Door”. Después de todo, la GameCube es la consola de mi adolescencia, un sistema el a que le tengo mucho cariño, y que con el tiempo, la gente ha comenzado a apreciar gracias a su biblioteca de juegos súper variada. Hace más de veinte años, la GameCube era considerada como una suerte de fracaso, especialmente en comparación a la PlayStation 2. Hoy en día, es considerada como una de las mejores consolas de la Gran N— y si le preguntan a este jugador en particular, con justa razón.

Lo cual me lleva, por supuesto, a escribir sobre “Paper Mario: The Thousand-Year Door”. Lo que tenemos acá es la mejor entrega de la minifranquicia de RPGs de Mario —una clara evolución en comparación a su predecesor, y una de las mejores experiencias que uno puede tener con el Cubo. Por ende, me pone muy alegre el que ahora haya llegado a la Switch, en una versión en HD, con algunas mejoritas, y en general, extremadamente respetuosa al título original. Obviamente, el juego para Cubo todavía existe y todo bien, pero el que tengamos la opción de probar una mejor versión, más accesible para las nuevas generaciones —no todo el mundo tiene una GameCube, por más de que eso probablemente nos acercaría a la Paz Mundial—, es increíblemente satisfactorio.

La narrativa en “Paper Mario: The Thousand-Year Door” es la misma que la de la versión original para Cubo, solo que con una nueva traducción… o mejor dicho traducciones. En la época del Cubo, no era común ver juegos traducidos al español en Latinoamérica, por lo que tener la opción en el año de nuestro Señor 2024 es algo que merece ser celebrado (no obstante, igual jugué este remake en inglés, más que nada por costumbre). Básicamente, la trama comienza cuando la Princesa Peach le manda un mapa del tesoro a Mario, lo cual lo obliga a ir al pueblo de Rogueport, donde se entera de que la joven monarca ha desaparecido. Esto hace que el fontanero bigotón se meta en una nueva aventura, la cual incluye a la Puerta de los Mil Años ya mencionada, así como una buena cantidad de Crystal Stars que tiene que encontrar.

La historia en sí no es de lo más original —después de todo, la narrativa nunca ha sido un aspecto fuerte en el mundo de Super Mario, y no es que tenga que serlo—, pero funciona para darle algo de dimensión a “Paper Mario: The Thousand-Year Door”. Además, lo que más resalta en el juego, fuera del lore, es la inclusión de personajes secundarios bastante memorables. No es por nada, pero este título incluye a algunos de los mejores compañeros que jamás haya tenido Mario en cualquier propuesta, lo cual hace que uno se encariñe con ellos, y en algunos casos, quiera usarlos en batallas. Nada mal, considerando que generalmente los que resaltan más en este tipo de juegos son los personajes que ya conocemos —como Peach, Bowser, y lógicamente, el mismísimo Mario.

Lo cual me lleva a escribir, por supuesto, sobre las trifulcas. El sistema de batalla es una evolución de lo que se vio en la primera entrega para Nintendo 64, dependiendo de buen timing, y haciendo uso de varios tipos de ataques, contraataques, bloqueos y poderes especiales. Felizmente, los combates no se ven afectados por el cambio de framerate (este remake corre a 30 cuadros por segundo, cuando el título original corría a 60), y de hecho, me divertí tanto con ellos, sin problema alguno, como cuando jugaba el título de GameCube. Súmenle a eso nuevos ataques como el Power Hammer, los Flower Points, y la inclusión de diferentes compañeros de batalla (como Goombella, que nos puede hablar sobre los puntos débiles de los enemigos), y “Paper Mario: The Thousand-Year Door” se torna rápidamente en una experiencia increíble a nivel de batallas.

Adicionalmente, también está el comando de Appeal, el cual ayuda a que le agreguemos algún movimiento o elemento atractivo a los ataques, haciendo que el público —¡porque toda batalla tiene público!— la pase mejor con las trifulcas, y nosotros obtengamos más Star Power para poder usar ataques especiales. Además, los miembros de la audiencia nos pueden lanzar ítems para curarnos, pero los ayudantes de Bowser u otros enemigos nos puede tirar rocas, entre otros elementos dañinos. Este tipo de interacción entre personajes y público hace que ciertas batallas se sientan menos previsibles, y por qué no, más entretenidas que las del RPG promedio.

Por otro lado, vale la pena mencionar los cambios o mejoras que se han introducido en esta versión. No son muchos —me hubiese gustado ver más, la verdad—, pero igual celebro su inclusión. El personaje de Vivian, por ejemplo, es transgénero por primera vez en la localización inglesa (siempre lo fue en las versiones japonesas y de otros idiomas en el Cubo, pero en inglés lo habían cambiado). De hecho, esta localización es, en general, mucho más fiel a lo que hizo Nintendo en el título original hace varios años. Y ahora, los compañeros tienen ciertas habilidades en el overworld; hay un sistema de pistas (opcional, por supuesto), ahora se pueden saltear los cutscenes si es que uno muere en una pelea contra un jefe (excelente para gamers impacientes como yo), y hasta hay nuevos puntos de guardado. Nada alucinante, pero todo muy bienvenido.

A nivel técnico, no tengo quejas. Nuevamente, “Paper Mario: The Thousand-Year Door” corre ahora a 30 cuadros por segundo, ¿pero saben qué? Teniendo en cuenta el ritmo del juego, no hace mayor diferencia, al menos en términos prácticos. Y el título en general luce hermoso, haciendo uso de excelentes y suaves animaciones, y aprovechando al máximo la estética de papel y, en el caso de las batallas, el estilo teatral, utilizando elementos que deben ser descubiertos, volteados detrás del papel, o en general, usados como uno los usaría en el mundo real si se tratara de cartón o papel. La música, además, ha sido readaptada —se conserva el estilo en general, pero ahora, por ejemplo, tenemos diferentes versiones del tema de batalla dependiendo de la locación en la que nos encontremos. Y como se deben imaginar, “Paper Mario: The Thousand-Year Door” corre súper bien en ambas modalidades de la Nintendo Switch; me encontré con muy pocos saltos de framerate o errores visuales, y en realidad, fueron tan pequeños que ni importan.

¿Qué mas podría escribir? En este caso, la Segunda Opinión(™) no difiere mucho del primer análisis que ha salido para este sitio web. “Paper Mario: The Thousand-Year Door” es un excelente remake de un RPG de Nintendo que ya de por sí era buenísimo. El sistema de combate es tan fluido y entretenido como siempre, el mundo para explorar es extenso, los personajes son graciosos y memorables, y aunque la historia no es súper compleja, cumple su cometido. Sí, me hubiese gustado ver más mejoras, y sí, el Trouble Centre sigue siendo frustrante (¿por qué no hicieron nada con eso?), pero nada de esto llega a arruinar la experiencia. Sean fanáticos de Mario o no, deben jugar “Paper Mario: The Thousand-Year Door”. La pasarán de lo lindo, y de paso entenderán por qué algunos gamers le tenemos tanto cariño a la GameCube.



9.2
Papelito manda.
  • Casi inmejorable. 9.2
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