Headland – Nintendo Switch (Análisis)

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7.6
Harta imaginación.
  • Todo queda en nuestras cabezas.

Entiendo perfectamente que ciertos jugadores se sientan cierto escepticismo cuando se trata de ports de títulos móviles. Después de todo, existen muchísimos juegos que salieron originalmente para celulares y para tablets que, al ser trasladados a sistemas como la Nintendo Switch, acaban sintiendo como experiencias demasiado breves o demasiado simples. Es cierto que la más reciente consola de Nintendo cuenta con un modo portátil, pero eso no quiere decir que absolutamente todos los títulos portátiles van a funcionar bien ahí. De hecho, me animaría a decir que la mayoría de gamers queremos experiencias un poco más complejas y ambiciosas para dicho sistema —no es, después de todo, ni un celular ni una tablet.

Todo esto me lleva a decirles, pues, que “Headland” trata de ir en contra de estas expectativas. Sí, se trata del port de un juego para móviles. Sí, es una experiencia breve y sencilla. Y sí, tiene uno que otro problema de desempeño técnico. Pero con todo y esas limitaciones, el juego terminó por sorprenderme, haciendo un interesante uso de la narrativa y de un concepto central intrigante, para desarrollar una experiencia entretenida y visualmente estimulante. Evidentemente no se trata de una obra maestra, pero considerando lo que pudo ser, y si se le compara con otros ports de juegos móviles —que es lo más justo, creo yo—, “Headland” sale extremadamente bien parado. Nada mal, la verdad.

En “Headland”, uno controla a Nor, un niño muy imaginativo que quiere salvar al mundo. Ahora bien, tal y como lo sugiere el título del juego, la mayoría de los eventos que nos presenta se llevan a cabo dentro de su cabeza, su imaginación creando todo tipo de enemigos y criaturas y lugares impresionantes. Y sin embargo, “Headland” nunca se llega a sentir “falso”, si no más bien como el tipo de título sencillo que intenta decirnos algo —desarrollando temas relacionado a la madurez y a la transición entre la niñez y la adolescencia. Evidentemente no es algo súper profundo, pero el simple hecho de que hayan querido decir algo con el concepto central de “Headland”, ya es para vuestro servidor todo un logro.

A nivel de gameplay, “Headland” va directo al grano. Uno se puede meter en toda suerte de niveles, en los que tiene que enfrentarse a una gran variedad de enemigos, buscando ítems, y explorando un poco. Al ser un juego originado en móviles, dichos niveles son bastante cortos, y en general, lo que tenemos acá es una experiencia que puede ser disfrutada en sesiones breves —uno puede jugar de rato en rato, dejando el juego a un lado, y regresando sin sentir que se haya perdido de algo. Obviamente esto hace que jugar “Headland” en el modo portátil de la Nintendo Switch sea todo un deleite, pero felizmente, también se disfruta bastante en el dock para televisión.

Por otro lado, el sistema de batalla en “Headland” no está del todo mal. Nuevamente, es sencillo, pero me gustó que haya todo tipo de upgrades y nuevas armas, las cuáles le otorgan a uno ciertas mejoras. Lo que sí vale la pena mencionar, en todo caso, es que algunas trifulcas pueden ser excesivas, haciendo que uno se tenga que enfrentar a muchos enemigos al mismo tiempo —seguramente es un recurso utilizado por los desarrolladores para extender la vida útil del juego en los celulares y tablets. Aparte de eso, sin embargo, me gustó que uno tenga que pensar en estrategias durante dichas peleas —si simplemente vas de frente a matar, probablemente terminarás perdiendo—, y también que mucha de la exploración sea opcional. Uno puede pasarse el juego simplemente yendo hacia adelante y batallando, pero no es la única manera de jugar “Headland”.

A nivel audiovisual, “Headland” me sorprendió gratamente. Las gráficas son coloridas; sencillas, sí, pero de buen modelado, y con animaciones sorprendentemente detalladas. Pero más importante: el estilo artístico nos denota, desde el primer nivel, que efectivamente estamos dentro de la imaginación de un niño, atravesando mundos que se crearon en su cabeza, y peleando contra enemigos que no existen en la vida real. Lo mismo se puede decir de la música y diseño sonoro: ayudan mucho a adentrarnos en este mundo que solo exista dentro de la cabeza de un crío. Por otro lado, sí me encontré con algunas fallas técnicas —especialmente de framerate—, pero nada demasiado grave, felizmente. Están ahí —y me encantaría que las corrijan al 100%—, pero no terminan por arruinar la experiencia en general.

“Headland” es un título que ha pasado un poco desapercibido, pero que vale la pena ser probado —especialmente sí, como vuestro servidor, lo encuentran con descuento en la eShop de la Nintendo Switch. Sí, se lo pasarán en unas cuantas horas, y sí, tiene algunos problemas técnicos, pero en términos generales, nos entrega una aventura colorida, entretenida y sorprendentemente ambiciosa a nivel temático. Elementos que, debido a los prejuicios mencionados líneas arriba, no me esperaba del port de un juego para móviles. “Headland” no es el mejor juego que jamás haya probado, pero si le dan la oportunidad, puede que queden gratamente sorprendidos.



7.6
Harta imaginación.
  • Todo queda en nuestras cabezas.
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