Doom 3 – Nintendo Switch (Análisis)

Esta es la primera vez que tenemos la oportunidad de jugar “Doom 3” en una consola de Nintendo, lo cual no es necesariamente una buena noticia… dependiendo del tipo de fanático de “Doom” que seas. Después de todo, cuando este juego salió por primera vez, generó algo de controversia, ya que se diferenciaba bastante de sus dos predecesores, desarrollándose más como una aventura de terror un poco más pausada, que como un ejercicio en violencia y tripas y disparos por montones. No se trata de un mal juego necesariamente, pero entiendo completamente por qué no le terminó de gustar a más de un fanático cuando recién salió.

Sin embargo, con el beneficio del tiempo que ya ha pasado, es posible analizar “Doom 3” de manera un poco más tranquila, incluso habiendo jugado ya las dos entregas de la saga rebooteada, así como otros títulos que seguramente tendremos la oportunidad de revisar más adelante. Considerando eso, vale la pena declarar que “Doom 3” no es, efectivamente, un mal juego; ni siquiera es un mal first person shooter o juego de acción. Sí, es diferente a los dos primeros juegos, y sí, se siente un poco anticuado en uno que otro aspecto de gameplay o gráficas, pero especialmente en esta versión para la Nintendo Switch, se trata de una experiencia innegablemente tensa y emocionante, con un buen diseño de niveles, y monstruos verdaderamente escalofriantes. Nada mal, en realidad, para un juego que muchos consideraban como una vergüenza para la franquicia.

Narrativamente hablando, “Doom 3” se siente más como un reboot o remake del primer juego, que como una secuela tradicional. En él, controlamos a un marine sin nombre que es enviado a Marte, para supervisar unas instalaciones donde se realizan investigaciones relacionadas a portales a otras dimensiones. Como se deben imaginar, sin embargo, las cosas se van rápidamente al demonio (ja), y un portal al infierno es abierto. Es así que nuestro protagonista se convierte en un héroe por default, responsable de cerrar este portal de una vez por todas, y eliminar a cuando demoníaco enemigo se le ponga en frente.

La premisa suena familiar, pero la ejecución es algo distinta. En vez de ser un juego de acción hecho y derecho, “Doom 3” se desenvuelve más como una experiencia de terror y suspenso. Muchas de las locaciones —en interiores— son oscuras y hacen un buen uso de sombras y pocas fuentes de luz, los enemigos son menos numerosos pero más fuertes y tienen mejor puntería a la hora de atacarlo a uno, y uno tiene que ser más preciso con sus armas. No solo basta con salir a lo Rambo y dispararle a todo lo que se mueve; si uno logra atinarle a un monstruo con un headshot o un disparo cualquier otra zona vulnerable de su cuerpo, le irá mejor. Y uno también tiene que pensar en las arma que tiene disponible, así como la cantidad de balas que va encontrando.

Se trata, pues, de una experiencia más pausada, más paciente, que las de los otros juegos, pero no por eso menos intensa. De hecho, “Doom 3” está lleno de momentos verdaderamente emocionantes, muchos de ellos protagonizados por monstruos a los que uno tiene que derrotar, y que terminan siendo bastante más resistentes de lo que se hubiese imaginado. Además, disfruté de la utilización de la linterna, la cual, curiosamente, no se podía utilizar al mismo tiempo que un arma en la versión original del juego (¡!), pero que acá —tal y como en el remaster para Xbox 360 y PS3— felizmente se puede agarrar al mismo tiempo que cualquier pistola o metralleta. La única desventaja que tiene es que eventualmente se le acaba la batería, pero recargarla no toma demasiado tiempo —al menos no lo suficiente como para hace que del juego se torne desesperante o molesto.

Aparte de la campaña principal —con varias opciones de dificultad—, esta edición de “Doom 3” para la Switch incluye las expansiones que venían con la edición BFG para las consolas mencionadas en el párrafo anterior: “Resurrection of Evil” (que incluye nuevas y más impresionante armas), y “The Lost Mission” (que consiste de niveles que fueron eliminados del juego original). Por falta de contenido no nos podemos quejar. Considerando que “Doom 3” ya de por sí es un juego bastante extenso, el hecho de que venga con estas expansiones resulta en una experiencia bastante longeva, la cual debería terminar por satisfacer tanto a los fanáticos de la franquicia —o de esta entrega en particular—, como a aquellos que simplemente disfruten de los first person shooters o los juegos de terror.

A nivel técnico, “Doom 3” no está del todo mal. Las gráficas lucen como algo sacado de la era de la GameCube —lógicamente—, pero están presentadas en Full HD —en el dock para TV— o en 720p —en el modo portátil de la consola—, por lo que se ven, al menos, bien definidas. Las expresiones de los personajes son algo acartonadas y las actuaciones de voz bastante cursis, pero las animaciones en general tienen su chiste, y la utilización de luces y sombras —un punto fuerte de la versión original— sigue siendo magnífica, haciendo que “Doom 3” luzca superior a muchos de los otros títulos disponibles en aquella época. Me hubiese gustado, eso sí, que al menos la campaña principal cuente con subtítulos, incluso en inglés —estoy muy acostumbrado a activarlos en la mayoría de juegos que paso, especialmente en títulos como este, que cuentan con mucho diálogo importante para el desarrollo de la trama.

El caso de “Doom 3” es muy particular. Se trata de un excelente first person shooter, atmosférico, con buen ritmo, interesante diseño de enemigos, y gráficas de alta calidad (para la época). Entiendo, sin embargo, por qué muchos fanáticos no lo consideran como un buen juego de “Doom”, comparado tanto a las dos primera entregas, como a los dos juegos más recientes para consolas contemporáneas. No obstante, si disfrutan de los first person shooters y los juegos de terror, y no le tienen mucho apego al lore de la franquicia, no puedo dejar de recomendarles “Doom 3”. Si no les importa que sea un juego un poco más lento y menos caótico que los dos primeros, estoy seguro que la pasarán bien. No se compara a los dos juegos más modernos, obviamente, pero creo que (todavía) tiene lo suyo.

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