Thumper – Nintendo Switch (Segunda Opinión)

“Thumper” es un juego que utiliza un concepto que hemos visto en propuestas anteriores, para desarrollar una experiencia única e inesperadamente tensa. Sí, en términos estrictos, se trata de un juego de ritmos… pero no como los que se imaginan. Acá no tenemos personajes bailando ni instrumentos musicales; más bien, lo que hace “Thumper” es combinar el ritmo con la violencia para desarrollar algo que seguramente no han jugado antes… o al menos no de esta manera. Puede que haya llegado algo tarde a la fiesta, pero no puedo dejar de recomendar “Thumper”, por más de que haya salido ya hace un tiempo para la eShop de la Nintendo Switch. Es un título difícil sí, pero a la vez, muy satisfactorio.

En “Thumper”, uno controla un personaje (¿o vehículo?) aparentemente metálico, con forma de escarabajo, avanzando en rieles hacia adelante. El juego nos presenta 9 niveles, cada uno subdividido en secciones de aproximadamente 30 segundos. La idea es presionar el botón A para destruir unos cuadrados iluminados al ritmo de la música… pero no siempre. Todo depende de los movimientos del personaje —si tiene que dar una curva, por ejemplo, puede que sea mejor no ir al ritmo. O si hay obstáculos, el reto puede llegar a ser diferente —especialmente cuando el juego comienza a presentar nuevas y más difíciles inconveniencias (tengan cuidado con los lásers; esos sí que los pueden hacer renegar). Es así que “Thumper” termina sintiéndose poco tradicional —como una experiencia casi de ensueño, visualmente abstracta e incapaz de ir con las convenciones del género.

“Thumper” comienza de manera relativamente sencilla, pero a la vez, no se demora demasiado en convirtiese en uno de los juegos más retadores que jamás haya probado en la Nintendo Switch. Desde curvas inesperadas, hasta barreras que te pueden matar de una, y por supuesto, los lásers ya mencionados, “Thumper” introduce más y nuevos obstáculos con frecuencia, retando al jugador a mejorar sus reflejos rápidamente, tratando de seguirle el ritmo (ja) al juego. Uno puede ir utilizando diferentes movimientos al ritmo de la música, los cuales ayudan a que pueda seguir avanzando sin morir, pero también puede decidir no ir al ritmo, saliéndose del compás, porque eso es lo que el juego le está exigiendo. Suena raro y algo abstracto y ciertamente poco convencional, pero creanme cuando les digo que funciona.

Eso sí, si creen que el juego suena demasiado difícil, sepan que, si uno muere, comienza al inicio de la sección donde murió, no al inicio del nivel, lo cual es francamente uno alivio. “Thumper” no es difícil porque sea injusto —a menos que estemos hablando de los lásers, claro está—, si no más bien porque incita al jugador a probar nuevas técnicas y movimientos, aumentando la dificultad poco a poco y a través de las breves secciones ya mencionadas que conforman a cada nivel. En ese sentido, “Thumper” es el título perfecto para una consola híbrida como la Nintendo Switch —sorprendentemente profundo y visualmente espectacular, pero que a la vez se aprovecha mejor en sesiones cortas de juego, por más de que uno se tenga que concentrar bastante para que le vaya bien.

Esto último se debe a que el escarabajo metálico es bastante frágil —un primer golpe acaba con su escudo, y el segundo lo mata. Adicionalmente, uno se puede encontrar con barreras o con curvas que lo matan de una. Súmenle a eso el hecho de que el juego se va haciendo más veloz mientras avanza, y “Thumper” se convierte rápidamente en una experiencia rápida y furiosa, en la que uno ni siquiera puede parpadear —de lo contrario, puede acabar muerto. Realmente es necesario contar con reflejos de Jedi para ganar en “Thumper”, pero ese es parte del chiste. ¿Querían un juego de ritmos que no siguiera los clichés del género? Pues aquí lo tienen; una propuesta retadora, violenta, y carente de periféricos de plástico (felizmente).

Ahora bien, si hay algo que destaca particularmente en “Thumper”, es el uso que le da al HD Rumble. El hecho de que tantos juegos no aprovechen una de las características más sonadas de los Joy-Cons y el Pro Controller —al menos cuando la Switch recién estaba comenzando a ser “marketeada”— es una pena, pero a la vez, es por eso que resulta tan gratificante encontrar un título que sí lo use bien. Siendo la música y el sonido en general tan importantes en “Thumper”, es realmente impresionante poder sentirla, moviéndose de un lado al otro y por el medio, mientras la escuchamos, o cuando atacamos a un Jefazo con un compás. El HD Rumble es una de las características más infravaloradas de la Switch, y más juegos deberían utilizarla como “Thumper”.

A nivel técnico, no tengo queja alguna sobre “Thumper”. Las gráficas son sencillas pero extremadamente vistosas, haciendo uso de fondos algo abstractos y bastante “quemados”, para otorgarle una estética reconocible a la experiencia. Eso sí, entre el uso del color y los fondos difíciles de discernir, y por supuesto, la velocidad del juego, es posible que algunos gamers se terminen aturdiendo con “Thumper”, así que si son susceptibles a los mareos, no les recomiendo que lo prueben. Eso sí, el juego corre a 60 cuadros por segundo en el dock para televisión Y en el modo portátil de la consola, lo que hace que reaccionar a tiempo a las exigencias del gameplay se sienta más natural.

No hay duda de que “Thumper” es uno de los títulos más originales y difíciles que uno puede probar en la Nintendo Switch. Si se frustran fácilmente o si no tienen reflejos rápidos, no vale la pena que compren “Thumper” —la pasarán mal, y terminarán arrojando el Joy-Con hacia la tele. Pero si esta suena como una propuesta que les podría gustar, ciertamente vale la pena que le den una oportunidad. Visualmente atractivo, complejo, retador, algo abstracto y ciertamente adictivo, “Thumper” es un juego que se me quedará grabado en la memoria por un buen tiempo. A veces, no necesitamos historias complicadas o controles enredados para pasarla bien con un videojuego. A veces, todo lo que necesitamos es un escarabajo metálico, y un ritmo que hay que seguir (o no) cada vez más rápido. Sonará muy específico… ¡pero es verdad!