Slipstream – Nintendo Switch (Análisis)

53
8
¡No se resbalen!
  • Nostálgicamente veloz.

Puede que existan varios juegos de corte retro en la Nintendo Switch, pero eso no quiere decir que no valga la pena jugar “Slipstream”. De hecho, lo que tenemos acá es una propuesta indie de carreras bastante sólida que, a pesar de contar con algunos defectos a nivel de diseño de pistas, en general, funciona muy bien para pasar el rato. Considerando que me fascinan los juegos de carreras, y que “Slipstream” cuenta con varios competidores (ja) en la consola, el que igual sea fácil de recomendar definitivamente es una buena señal. Y además, estoy seguro que si le tienen algo de nostalgia a los títulos de carreras de Sega de los 90s —aquellos que simulaban estar en 3D—, la pasarán bien con este nuevo juego.

Lo más atractivo de eta propuesta está en sus variados modos de juego. A diferencia de otros títulos de similar corte, “Slipstream” no se contenta con simplemente presentarnos unas cuantas copas y un modo multjugador, y nada más. Sí, sí, tenemos un clásico Grand Prix, en donde uno puede participar en tres copas de varias pistas cada una, pero fuera de eso, hay otras modalidades más interesantes. Por ejemplo, está el Grand Tour, en donde uno tiene que pasar por cinco pistas interconectadas sin que se le acabe el tiempo, cada una separada por una bifurcación que lo deja a uno elegir a donde ir después. Es un concepto interesante que no se ve todos los días en juegos de este tipo, pero que logra otorgarle una identidad propia a “Slipstream”.

Adicionalmente, hay un modo llamado Cannonball, que es similar a lo que hace el modo Grand Tour, solo que con más opciones de personalización —uno puede crear una carrera de hasta treinta pistas, lo cual, como se deben imaginar, es un locurón. Por supuesto, al ser una propuesta tipo retro, “Slipstream” cuenta con un modo multijugador local de hasta cuatro jugadores, el cual, felizmente, corre sin mayores problemas en la Nintendo Switch. A diferencia de lo que uno hubiera podido probar hace veinte o veinticinco años, este modo multi-player no cuenta con pop-in ni problemas de framerate ni nada por el estilo. Por ende, termina siendo una de las razones más potentes por las que vale la pena probar “Slipstream”.

¿Y qué hay del gameplay? Pues vale la pena recalcar que “Slipstream” se controla como cualquier otro típico juego de carreras, y que los controles responden bien, sin causar frustración en el jugador. Eso sí, el juego hace un gran énfasis en el powersliding, cuestión a la que uno se tiene que acostumbrar poco a poco. Sí, sí, es posible dar vueltas sin necesidad de utilizar este recurso, pero créanme que la pasarán bien si se animan a aprenderlo, y que llegarán en mejores puestos en las dificultades más altas. Durante el giro, uno tiene que dejar de acelerar, presionar el botón de freno, y acelerar otra vez —el timing tiene que ser perfecto, sin embargo, o uno puede terminar sacándose la mugre (lo cual me pasó varias veces). “Slipstream” es un juego que requiere de bastante práctica, entonces.

Lo cual, desgraciadamente, podría terminar por frustrar a ciertos gamers. No solo está el hecho de que uno tiene que aprenderse el timing de los powerslides durante los giros más complicados, si no también el que muchas de las pistas cuenten con vueltas ridículamente cerradas o largas, o hasta dos vueltas distintas seguidas, lo cual puede resultar algo confuso durante los primeros minutos de juego. De hecho, en general sentí que “Slipstream” es un título que depende demasiado del ensayo y error, lo cual no me parece ideal en una propuesta de carreras. Sí, el juego cuenta con un botón de Retroceso, el cual le permite a uno regresar unos segundos por si cometió un error, pero se siente más como un parche que como una característica innata del juego. De hecho, “Slipstream” sería mucho mejor si es que uno no tuviera la necesidad de utilizar dicho botón de Retroceso de cuando en cuando.

A nivel técnico, sin embargo, no tengo queja alguna. “Slipstream” maneja una estética ochentera y pixeleada, utilizando polígonos, y disfrazándolos de tal manera que parecen sprites. Puede que ya hayan visto este estilacho en varios juegos previos de la Switch, pero debo decir que funciona muy bien para lo que “Slipstream” está intentando hacer. Súmenle a eso un desempeño técnico pulcro —¡casi siempre a 60 cuadros por segundo cuando uno está jugando solo!—, y una banda sonora ocasionalmente pegajosa y en general nostálgica, y “Slipstream” se torna rápidamente en una experiencia vistosa y muy agradable de jugar. De hecho, el framerate ya mencionado se mantiene tanto en la modalidad portátil de la Switch como en el dock de televisión, y no sufre demasiado, como se mencionó líneas arriba, en la modalidad local de varios jugadores.

“Slipstream” es un juego nostálgico, rápido y, en general, bien construido. Sí, algunas de las decisiones de diseño en las pistas no fueron de mi agrado, y definitivamente no me encanta que dependa tanto del ensayo y error —tanto así, que tuvieron que incluir un botón de Retroceso, como para ayudar a los jugadores que estén probando las pistas por primera vez. Pero fuera de eso, definitivamente se trata de una experiencia recomendable; un título con buenos controles, gráficas vistosas, modos de juego muy variados, y en general, mucho qué ofrecerle al jugador por un precio relativamente módico. Si, como yo, son fanáticos de las carreras, vale mucho la pena que se descarguen “Slipstream” en sus Nintendo Switch.

Este análisis fue realizado con un código de descarga para la eShop de Nintendo Switch brindado por BlitWorks.



8
¡No se resbalen!
  • Nostálgicamente veloz.
Comentarios
Loading...