Doom: Eternal – Nintendo Switch (Análisis)

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Doom: Eternal

$59.99
8.6

Gráficas

8.0/10

Sonido

9.0/10

Performance

9.0/10

Gameplay

8.0/10

Controles

9.0/10

Pros

  • Un milagro de port
  • Sangriento y satisfactorio
  • Varias opciones de controll
  • Sólido gameplay
  • Más lore de lo esperado

Cons

  • El platforming no siempre funciona
  • Corre a 30 fps en vez de 60
  • Algunos sacrificios visuales

Pues aquí estamos. Luego de algunos retrasos —y de que el juego esté disponible en todas las consolas de la competencia—, podemos jugar “Doom: Eternal” en la Nintendo Switch. Y si jugaron a su predecesor en este mismo sistema, pues podrían tener algo de optimismo, ya que la misma gente de Panic Button, aquellos locos que, aparentemente, pueden hacer hasta lo imposible con hardware poco potente, se han encargado de este port. Pero si el primer “Doom” fue todo un reto, me imagino que esta secuela fue bastante más difícil de pasar a la Switch. Digo, por algo se habrán demorado tanto en lanzar el producto final, ¿no?

Pero no teman. Porque aunque, claramente, los gráficos han sido simplificados, y el performance, aunque estable, no es el mismo que el que tiene el juego en la Xbox One o PlayStation 5, puedo decir con cierta felicidad que “Doom: Eternal” funciona en la Nintendo Switch. Es jugable. Es intenso, sangriento y entretenido. Es rápido y furioso. Tiene todo el reap and tear que uno esperaría de esta secuela, y la música del gran Mick Gordon se escucha bien. Es realmente un milagro que un juego así de complejo, lleno de lore y de más cutscenes que su predecesor y enemigos demoníacos por otras partes corra tan bien en ambos modos de la Nintendo Switch. He visto juegos bastante más simples sufrirla en la consola… pero dichos títulos no eran desarrollados por los magos de Panic Button. De verdad que son unos capos.

Estoy seguro que los fanáticos de la franquicia se interesarán más que su servidor en la narrativa de “Doom: Eternal” —aunque también es cierto que la trama del juego, o mejor dicho, su mayor dependencia en cutscenes y elementos que explican el lore, ha resultado algo controvertida, especialmente en comparación a la simpleza del primer juego. Sin embargo, vale la pena decir que el gran Doom Slayer (o Doom Guy, por si no prefieren utilizar el nombre oficial) está regresando a la Tierra luego de cazar demonios…. y se encuentra con que nuestro planeta ha sido invadido, pues, por demonios. Sí, sí, hay más detalles, pero lo importante es que hay que matar a monstruos y demonios por doquier. ¿Por qué más se animarían a jugar algo como “Doom: Eternal”?

A nivel de gameplay, “Doom: Eternal” definitivamente se siente como una continuación natural del reboot del 2016. En vez de utilizar stealth, de entrar a cada habitación con cuidado, tratando de acabar con los enemigos desde lejos, o cuidando con que no lo vean a uno, el chiste de “Doom: Eternal” está en la violencia directa. El juego lo incita a uno a entrar rápidamente a cada nuevo ambiente, destruyendo a los demonios de la manera más eficiente y sangrienta posible, teniendo cuidado de no perder demasiada vida. Después de todo, no se trata de uno de esos first person shooters en donde la vida se regenera, y uno tiene varias oportunidades para seguir intentando. Acá las vidas del Doom Slayer tiene que ser recuperada con ítems, los cuales no son tan fáciles de conseguir como a uno le gustaría.

Lo cual me lleva a escribir sobre la mecánica del Glory Kill, la cual seguramente recordarán si tienen algo de experiencia con estos juegos. Básicamente, el juego te incita a presionar el stick derecho cuando cualquier demonio está casi muerto, lo cual hace que el Doom Slayer ejecute un ataque final particularmente sangriento, el cual bota algunos ítems para recuperar vida. Esto no solo hace que uno pueda sobrevivir las batallas más cruentas del juego, si no que también le otorga algo de variedad a la experiencia, motivando a que el gamer encuentre las formas más creativas de matar. Súmenle a esto el hecho de que la munición sale volando cada vez que uno parte en dos a un enemigo con la motosierra, y “Doom: Eternal” se convierte rápidamente en una experiencia sangrienta y brutal… pero porque uno está prácticamente obligado a ejecutar movimientos sangrientos y brutales como el Doom Slayer.

Vale la pena mencionar, además, que el juego cuenta con toda suerte de upgrades, tanto para el cañón de hombro de nuestro sanguinario protagonista, como para sus armas, muchas de las cuales pueden ser aprovechadas para darle en su punto débil a varios enemigos, y así acabar con ellos más rápido. Adicionalmente —y esto es un punto que también terminó siendo algo controvertido con algunos jugadores—, los niveles en “Doom: Eternal” cuentan con más verticalidad, obligándolo a uno a saltar —y hasta dar saltos dobles—, y eventualmente, a realizar un dash aéreo para llegar a ciertas zonas. Es interesante que un juego como “Doom: Eternal” incluya más exploración y platforming (¡!) que cualquiera de sus predecesores, y aunque son conceptos que no siempre están suficientemente bien aplicados, al menos le otorga un tono distinto al juego, y le permite incluir niveles distintos y más originales.

Pasemos, entonces, al apartado técnico; posiblemente lo que más les dé curiosidad sobre este port de “Doom: Eternal”. En pocas palabras —y como se mencionó líneas arriba—, el juego funciona. Sí, corre a 30 cuadros por segundo en vez de 60, y sí, maneja una resolución adaptada. Esto último quiere decir que, dependiendo de la cantidad de información —personajes, geometrías complejas en los niveles, etc.— en pantalla, el juego adapta la resolución, que puede variar entre 1080p —con pocas frecuencia— y 720p, o de repente menos. Esto hace que “Doom: Eternal” se vea ligeramente borroso en la TV, pero un poco mejor en la pantalla más pequeña de la Switch. Adicionalmente, las gráficas han sido simplificadas; hay menos sombras, menos fuentes de luz, texturas más sencillas, y en general, menos detalle en…. bueno, todo.

Y sin embargo, el framerate se mantiene constante. La acción sigue siendo rápida y divertida, y tanto los niveles como los personajes y los enemigos lucen igual que en la versión para consolas de la competencia, solo que menos detallados. Sí, se nota que hay una simplificación, pero a la vez, sigue viéndose como tiene que verse, y más importante, se juega como se tiene que jugar. Puede que “Doom: Eternal” para la Switch no luzca particularmente bien en los pantallazos, pero creanme: en movimiento, muchos de estos cambios y simplificaciones no se notan (tanto). El simple hecho de que corra tan bien y de manera tan consistente en ambos modos de la Switch es simplemente impresionante, y la prueba máxima de que la gente de Panic Button sabe lo que hace. “Doom: Eternal” para al Switch es su propia versión, pero en términos de jugabilidad y, más importante, diversión, NO es inferior a las otras.

“Doom: Eternal” es uno de los ports más impresionantes que haya jugado en la Nintendo Switch hasta el momento. Sí, puede que no luzca tan bien en comparación a las otras versiones, pero no creo que tenga caso realizar comparaciones directas; la Switch es una consola única, con sus propias limitaciones, pero también sus propias ventajas. Algunos sacrificios han tenido que llevarse a cabo para que podamos jugar “Doom: Eternal” de manera portátil, y en la humilde opinión de su servidor, no han sido lo suficientemente graves para arruinar la experiencia en general. En la Switch, “Doom: Eternal” sigue siendo un excelente first person shooter, sangriento, lleno de gore, violencia, y momentos tanto divertidos como frustrantes (esto último debido más que nada a las secciones de platforming). Si quieren llevarse “Doom: Eternal” a todas partes, sepan que podrán hacerlo sin ningún problema con la versión para la Switch. A este paso, deberíamos pedirle a Panic Button que se encargue de todos los ports para la consola de la Gran N de ahora en adelante.

Este análisis fue realizado con un código de descarga para la eShop de Nintendo Switch brindado por Bethesda Softworks.



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